Una relación de pareja que se basa en el control puede ser gravemente destructiva. La manipulación daña la confianza y la autoestima de la persona sometida, por ello hay que actuar con determinación para evitar daños emocionales
1. Analiza el grado de honestidad. Considera cómo han cambiado las cosas desde el inicio de la relación. Toma en cuenta cuáles son las reacciones de las personas cercanas a ti en cuanto a tu pareja, si los notas preocupados significa que has cambiado y que tu pareja está sacando lo peor de ti.
2. Reconoce en qué medida son los celos o posesividad de tu pareja. Es común ser protectores, pero sí es en exceso, es una señal de alarma. Si tu pareja te cuestiona demasiado sobre las cosas que haces en su ausencia, entonces es posible que tenga una personalidad posesiva. La posesividad extrema señala que tu pareja es manipuladora y controladora.
3. Pon atención a los ciclos repetidos de tu pareja en la relación. Éstos consisten en cometer un error, pedir una disculpa de manera superficial y después buscar tu cariño. Piensa cuántas veces ha ocurrido esto, ya que esta situación forma parte del control que busca a través del uso de tu compasión para alterar tu juicio.
4. Evita negar los errores de tu pareja. El enamoramiento es maravilloso, pero si te ciega ante sus actitudes manipuladoras se puede dañar tu salud física y emocional. Abre los ojos y ve las señales de advertencia evidentes, si siempre lo excusas es probable que sepas que algo está mal, ahora es el momento de actuar.
Una persona manipuladora carece de autoconfianza y autoestima, está es la raíz de querer tener el control de la relación pero sobre todo de tu persona. Analiza que es lo que verdaderamente te hace feliz para que comiences a tomar acciones en beneficio de tu salud emocional.
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