Tema: Una imagen corporal distorsionada Mar Dic 25 2012, 07:01
Esta sociedad nuestra se encarga a menudo de recordarnos la importancia de ser atractivos.
No es raro que la mayoría de nosotros tengamos alguna (o bastante) inseguridad respecto al aspecto físico, porque continuamente se nos recuerdan nuestros defectos. Defectos que hemos de pulir en pro de ser aceptados, amados, admirados… por unos semejantes que sienten esa misma necesidad de gustar a los demás.
Pero, ¿cómo saber si esa inseguridad no está yendo demasiado lejos? Quizás esa preocupación se deba a que nuestra imagen corporal está distorsionada.
En Psych Central nos dan algunos indicadores respecto a esa autoimagen “dañada”.
¿Tú dirías “Sí” a estas 7 cuestiones?
Te fijas sólo en “lo feo”, cuando te miras en el espejo, en los escaparates de la calle, en los cristales de los coches, etc. Te cuesta aceptar cumplidos. Crees que no te los mereces. Pocas veces te encuentras guapo/a. No importa si has estado dos horas arreglándote. Te comparas con todo el que encuentras y siempre sales perdiendo (según tú). Te cuesta horrores decidir qué ponerte. Encontrar algo que te siente bien es difícil. Evitas algunas situaciones sociales porque no te sientes seguro de tu aspecto. Criticas tu cuerpo sin tregua. En el artículo también nos apuntan varias soluciones:
Réstale tiempo a la preocupación por tu apariencia, si es demasiada, y súmaselo a otros menesteres. Dale importancia a las cosas que puedes hacer con tu cuerpo: caminar, bailar, abrazar, jugar… Piensa en lo que te gusta de ti físicamente, pero mira también tu interior. Rodéate de gente que te aprecie de verdad, sin importarles tu apariencia. Haz ejercicio para estar saludable o para divertirte; no lo tomes como un castigo. .
Añadimos dos más. (Siéntete libre de añadir las tuyas en los comentarios.)
No creas todo lo que te sugiere la publicidad. Intenta ser menos influenciable. Busca ayuda profesional en caso necesario. Ése último punto hay que considerarlo cuando la preocupación por la imagen corporal se vuelve excesiva y afecta enormemente a la persona. Ésta va encerrándose progresivamente en su propia cárcel, con el consiguiente deterioro que experimenta su calidad de vida y el sufrimiento que representa.
El problema descrito recibe el nombre de trastorno dismórfico corporal (TDC). En ese caso recomendable ponerse en buenas manos para evitar que vaya a más y reclamar así el derecho a disfrutar de la vida y de unas relaciones saludables.
Una vez más, se trata de que cada uno de nosotros aprenda a amar la persona que es, por dentro y por fuera.