El ser humano está formado de cuerpo y alma: el hombre no es ni pura materia (no es como una piedra), ni puro pensamiento, ni pura voluntad. El cuerpo humano no puede reducirse a pura materia: es un cuerpo "espiritualizado", así como el espíritu está tan profundamente unido al cuerpo que se puede definir como un espíritu "corporeizado". Y ambos aspectos están tan unidos que en el amor humano intervienen tanto el cuerpo como lo que hay de ¿interior¿ en cada hombre y en cada mujer.
1.1. La actividad más noble de la que es capaz el ser humano -en la que se siente feliz- es el amor. Si podemos amar es -sobre todo- porque tenemos voluntad (e inteligencia), pero quien ama es todo el hombre (con su espíritu y con su cuerpo).
1.2. He aquí un gran reto: saber amar con el cuerpo. El ser humano tiene un cuerpo "proyectado" para amar, con unas posibilidades que no posee ningún otro viviente (expresión de la mirada, flexibilidad labial...). Conviene educar ("entrenar") el cuerpo para que sea capaz de expresar un amor auténtico.
Si falta esta "pedagogía del cuerpo", el hombre cae en la "sexodependencia", es decir, en la "mecánica sexual". Y sucede que un amor "no hermoso", o sea, reducido sólo a la satisfacción del placer, hace a las personas esclavas de sus propias debilidades y caprichos. El débil y caprichoso no puede garantizar un amor auténtico y duradero (a prueba de fuego).
1.3. El hecho de que el hombre sea libre no quiere decir que su espíritu -que es de donde le viene la libertad- pueda disponer de cualquier manera de su cuerpo. La libertad no es la simple posibilidad de poder hacer cualquier cosa, sino la capacidad de realizarse como persona por propia voluntad.
Hay a quien cree encontrar la libertad en el "no compromiso" («no me caso porque quiero ser libre», por ejemplo). Es la libertad de la mariposa, que no tiene compromiso con ninguna flor en particular: puede volar adonde quiera, pero al precio de no poder amar. Será siempre mariposa y vivirá siempre sola. Puede ir a todas las flores, sin embargo -en realidad- en su vida no hay ninguna "flor".