Si eres de aquellas que no saben cómo empezar a sentirse bien tras una ruptura de cualquier índole (desde el fin de una amistad especial hasta divorcios), y no encuentras una mejor palabra para describir tu estado que “obsesión”, por la manera en que los pensamientos acerca del final de la relación dominan tu pensamiento, esta guía es para ti.
Malos pensamientos producen malos sensaciones
Nuestros estados emocionales producen ciertas reacciones químicas en regiones específicas del cerebro. En la medida que esos estados y los pensamientos que los provocan se repiten, el cerebro cree que hay una necesidad de que se repitan, y comienza a producir por sí mismo las reacciones químicas para reproducirlos. Entre más pienses y sufras por él, más creerá que tu cerebro que necesitas sufrir.
Así que, ante todo, es vital que evites conscientemente pensar en la ruptura. ¿Cómo se consigue? Con una actitud positiva para lidiar con la ruptura misma y superarla, y distrayéndote en otras cosas. Ambas acciones en un justo equilibrio.
La buena noticia es que si tu cerebro puede acostumbrarse a vivir con base en malos pensamiento, también puede aprender a pensar positivamente. El pensamiento positivo tiene su propia química, y puedes habituar a tu cerebro a que busque ese feliz equilibrio.
Se proactiva en cuanto a tus malos sentimientos
Si te ocurre que sólo pensar en la separación te deprime, y te lleva a ir en círculos una y otra vez, creando más y más pensamientos negativos, entonces haz algo: escribe o habla sobre lo que te ocurre. Escribe un diario, un blog, un mail, una carta para ti misma o charla con alguna persona cercana a ti (amigas, amigos, familiares, terapeutas…). Sácalo de tu sistema para no lidiar más con su peso.
Crea esa rutina: a cada pensamiento negativo, una reacción oportuna.
Distráete
Una vez que has hecho algo con los pensamientos que te obsesionan, busca distracciones positivas que te permitan evitar producir esas sensaciones negativas nuevamente. Desde ver televisión y películas (de lo más divertido y ligero) hasta leer, meditar, relajarte con yoga. O bien prueba actividades físicas intensas: ejercicio, limpieza de casa… Todo aquello que te ayude sentirte relajada, enfocada, activa y útil… y que ponga a tu cerebro en el camino de una química positiva
Fuente | The Huffington Post