Urano, esposo de Gea, (la Tierra), procrearon generaciones monstruosas: los tres Cíclopes, Arges, Asteropes, y Brontes, criaturas con un solo ojo, los Hecatónquiros, Coto, Briareo y Gías (tres gigantes monstruos provistos de cien manos y cincuenta cabezas); no todos fueron monstruos, esta divina pareja además tuvieron a las seis Titánidas, Tea, Rea, Temis, Mnemosine, Febe y Tetis y, a los seis Titanes, gigantes con forma humana, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Cronos y Océano. Océano está representado por un río que abraza la Tierra y no desemboca en ninguna parte, sino que regresa a sus propias fuentes. Él es el padre de todos los ríos, de todos los mares y de los más remotos manantiales. Está representado también como un venerable anciano recostado en las aguas, coronado por algas marinas y con una lanza o una urna en la mano. Gea estaba enfadada por la continua fecundidad que le imponía su compañero y porque Urano, a medida que nacían sus horripilantes hijos, los iba sepultando en las entrañas de la tierra. Pero Gea, madre al fin, a pesar de la fealdad de sus hijos le disgustaba lo que su marido hacía, y así ella trató de convencer a sus hijos de que la vengaran. Forjó una enorme hoz y la ofreció a aquel de sus hijos que fuera capaz de matar a Urano; sólo Cronos, el más joven que odiaba a su padre, accedió a conspirar contra Urano y, así Cronos encadenó, y castró a su padre, lanzando sus genitales tras él. De la sangre de Urano que cayó sobre la tierra surgieron las tres diosas vengadoras, las Erinias o Furias, Tisífone, Megera, y Alecto. Saturno arrojó la hoz y los genitales al mar y produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Tras el derrocamiento de Urano, Cronos (Saturno) fue el segundo soberano del cosmos. Para Hesíodo, Urano fue el primer rey de los Atlantes, a quienes civilizó, les dio el calendario y les inició en la Astronomía y la Astrología.