El “apego” es uno de los enemigos principales para la transformación de una persona, ya que para superarlo se debe romper con muchos hábitos que no sirven, cambiar maneras de comunicar, modificar espacios físicos, gestionar adecuadamente las relaciones y quitarse lastres de encima, para poder incorporar otras cosas que ayuden a provocar el cambio con consistencia. Pero ahí es el momento donde aparece el apego, a través de mensajes para no despegarse, y seguir viviendo en la insatisfacción que se encuentra.
Esto se transporta también a estar pendiente de los resultados que quieres obtener en cualquier cosa que hagas, convirtiendo sólo el foco de atención en el resultado final, olvidándote por completo del método, el proceso y la forma de ejecutarlo.
A esto hay que añadirle otro elemento que le acompaña, el querer tener el control de todo, esto profundiza más el apego al resultado, porque esta actitud te lleva a un estado de obsesión, ansiedad, estrés y preocupaciones constantes, que tienen como destino final un estado de inseguridad absoluta.
Tú debes centrarte únicamente en todas aquellas cosas que puedes controlar, no pierdas el tiempo en intentar saber por ejemplo las reacciones ó posturas de los demás, porque lo único que conseguirás, es pérdida de energía, ansiedad, estrés, logrando finalmente un sensación de no saber que hacer.
La mayoría se centra en el resultado final, al proceso lo pasan por alto, se buscan soluciones y recetas súper rápidas para llegar al objetivo. Cuando esto sucede al primer traspié se abandona ese método, se cambia por otro, se vuelve a descartar, se buscan culpas en los demás, en el sistema, en la mala suerte y en la desconfianza por todo.
La clave es centrarse pura y exclusivamente en el método que utilices, respetarlo, ser constante, paciente, estar presente en ese momento sin pensar en el resultado, porque cuando haces algo como se debe hacer, sabes bien que el resultado llegará como parte del procedimiento.
Lo que cuento, es como querer plantar un árbol y que pasado un mes como ves que no crece y no da frutos, se deja de regar, pones otros abonos, le cambias de sitio, maldices porque no llueve, le echas la culpa a las semillas, abandonas el riego por desmotivación al ver que el árbol no da sus frutos.
Este ejemplo que doy con el árbol parece absurdo verdad?, pero en la vida muchas veces se actúa de esta manera, se traza un objetivo y se pretende que este se cumpla en muy poco tiempo, y cuando se ve que no llega el resultado comienza la época del descontrol, cambios, querer controlar todo y como consecuencia de esto se pierde lo más importante, que es centrarse pacientemente en la habilidad y en el proceso, SER constante, sin prisas, atravesando cada etapa y controlando sólo lo que está a tu alcance, porque si haces lo que debes hacer, el resultado llegará sólo y tu ganarás seguridad en ti mismo, sin ansiedades, estrés, obsesiones, harás tu tarea y disfrutarás de ese camino hasta lograr tu objetivo.
Para terminar te pregunto: en qué aspectos de tu vida quieres tener el control total con apego al resultado?, en qué situaciones te sientes inseguro?, eres de los que están pendiente de cómo reaccionarán los demás cuando hablas?.
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