Cuando llegas lo suficientemente alto en la conciencia de Dios, todos tienen el mismo nombre. Ese nombre es amor.
Eso que se llama la conciencia humana está en estado constante de cambio y si se quieres, de decadencia y renacimiento. A medida que la conciencia va más y más algo, dejas detrás los antiguos patrones que te resultan familiares; los sueltas y vas continuamente hacia nuevos aspectos.
Comienza tu a servir poco a poco, ahora. Sí, adelante, de todas las formas, trabaja diariamente para mejorar.
Afirma en verdad: “Cada día y de todas formas, estoy mejorando y mejorando;” pero eso no es suficiente en sí. Tienes que ir a tu fuero interno, a tu humanidad, al lugar amoroso, cuidadoso y servicial adentro de tí.
Al entrar allí, ya te habrás servido, cuidado y amado a ti, porque cuando estás en ese lugar o estado, es amor, es afecto. Es el Espíritu.
Cuando tu cónyuge hace eso que te desespera, tú puedes elegir crecer al sobrepasarla (no la acción de tu cónyuge sino tu reacción.) Puedes hacerlo si estás dispuesto a hacerte responsable de tu reacción.
El hacerte responsable es dar otro paso hacia el despertar.
- John-Roger