Este vocablo de inmenso sentido humano, se hace inconmensurable cuando se trata de la relación de pareja, porque representa ese especial compromiso que, aunque no se escribe en ninguna parte, se convierte en la base fundamental de la permanencia en esta tan personal relación humana.
Es que el hecho de que alguien nos escoja dentro del universo de miles, y quizás millones de personas, para hacernos una persona especial en y para su vida, es algo extraordinario, y si se quiere… casi milagroso.
El hecho especialísimo de ser detectado por otra persona que nunca antes nos vio, con diferente cultura e ideología sobre la forma de ver la vida y las cosas; quien pudiera ser que incluso profese diferente religión, conlleva una importante, cuidadosa y permanente actuación personal.
Se trata de una circunstancia vivencial que tiene que ver con los valores más relevantes en una relación humana tan íntima como la de hacer pareja, donde cuando se solidifica la relación, más que unirse, dos personas llegan a confundirse física y espiritualmente.
Filosóficamente, el Compromiso es el continente y sus contenidos son, precisamente, esos valores representados por la verdad, respeto, aceptación, reconocimiento, solidaridad, fidelidad, comprensión, generosidad y buena comunicación, cuales se constituyen en la piedra angular sobre la que descansa el objeto de la relación: EL AMOR.
Cuando se mantiene sólido el compromiso que se manifiesta en las actitudes apropiadas, ambos están seguros de lo que tienen y lo que vive.
El convencimiento de que siempre se dice la verdad, genera la entrega íntegra y sin recelos, porque se materializa con plena libertad, sin coacción de ningún género, porque sin ella el amor se hace mediocre y calculado.
El respeto, la aceptación y el reconocimiento, edifican la personalidad humana y aumenta la autoestima, alimentando la convicción de que se hizo una elección acertada al escoger la pareja que comparte nuestra vida.
La solidaridad, fidelidad, comprensión y generosidad nos recuerdan a cada momento que no estamos solos en el sendero de la vida; y la buena comunicación permite la manifestación permanente de los sentimientos de amor, que constituyen los eslabones de esa fortísima cadena, que protege el compromiso en una relación edificante y duradera.
No es difícil mantener el compromiso, si estamos conscientes de lo especialísimo que es encontrar en esta vida alguien que, con amor y dedicación, quiera compartir la nuestra.
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