Sin preparación no hay intento.
Sin intento no hay progreso.
Sin progreso no hay perfección.
Sin perfección no hay satisfacción.
Cuando meditas en tu casa, deberías tener un rincón en tu cuarto que esté absolutamente puro y santificado –un lugar sagrado que sólo utilices para la meditación. Allí puedes hacer un altar donde puedes tener una imagen de tu Maestro espiritual, o de Cristo o de alguna personalidad espiritual que consideres tu Maestro.
Antes de comenzar a meditar, será muy útil que tomes una ducha o un baño. La limpieza del cuerpo es muy provechosa para la purificación de la conciencia. Si no puedes tomar una ducha o un baño antes de sentarte a meditar, deberás al menos lavarte la cara. También es aconsejable ponerse ropa limpia y ligera.
Además, te ayudará quemar incienso y tener algunas flores frescas en tu altar. Cuando hueles la fragancia del incienso, quizá sólo recibes una pizca de inspiración y purificación, pero esa pizca puede añadirse a tu tesoro interno. Hay personas que dicen que no es necesario tener flores delante durante la meditación. “La flor está dentro”–dicen–, “el loto de los mil pétalos está dentro.” Pero la flor física en tu altar te recordará la flor interna. Su color, su fragancia y su conciencia pura te darán inspiración. De la inspiración obtendrás aspiración.
Lo mismo ocurre con el empleo de velas durante la meditación. La llama de una vela por sí misma no te dará aspiración, pero cuando ves la llama externa sientes inmediatamente que la llama de aspiración en tu ser interno también está elevándose alto, más alto, altísimo. Si alguien está a punto de realizar a Dios o si, de hecho, ya ha realizado a Dios, entonces estas cosas externas no tendrán ningún valor. Pero si sabes que tu realización de Dios es todavía un clamor lejano, entonces, sin duda estas cosas aumentarán tu aspiración. Cuando realizas tu meditación individual diaria, procura meditar a solas. Esto no se aplica al caso del esposo y la esposa, si ambos tienen el mismo Maestro espiritual; para ellos está bien meditar juntos. De otro modo, no es aconsejable meditar con otros durante la meditación individual diaria. La meditación colectiva también es importante, pero para la meditación individual diaria es mejor meditar en privado ante tu propio altar.
La meditación es un regalo divino. La meditación simplifica nuestra vida externa y energiza nuestra vida interna. La meditación nos da una vida natural y espontánea, una vida tan natural y espontánea que no podemos respirar sin ser conscientes de nuestra propia divinidad.
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