Si bien nuestra mente no es fácil desosegar, desde el comienzo podemos sentir mayor paz y alegría. La técnica para comenzar a hacerlo no tiene ningún misterio o carácter esotérico. Está enmarcada dentro de tradiciones espirituales como el yoga (la meditación nos acerca al estado de unión con una totalidad) y las religiones tienen sus técnicas de meditación que hacen que nos sintamos calmados, enfocados y contentos.
La meditación es la misma sencilla y poderosa técnica que, con el tiempo, nos lleva a un estado de superconciencia o conciencia pura (que es el estado elevado de trascendencia, iluminación o reunificación con el infinito). Pero puede también separarse del misticismo, porque si bien su filosofía en el yoga es la de una integración con el universo, se trata realmente de una técnica psicológica que trabaja con elementos de concentración, postura corporal y vibraciones en conjunto con la respiración.
El secreto de la meditación no es la técnica: es la constancia. Necesitamos regularidad para que tu mente se acostumbre a incorporar la práctica a tu vida, pero también para que vayas replanteando los patrones de tu mente que se interponen a tu felicidad y para que vayas construyendo siempre respuestas mentales más tranquilas y sabias. Aquí, algunos consejos para que des profundidad, significado, intención y constancia a tu práctica.
Principios básicos: lugar, hora, postura
Empieza por decidir dedicar unos pocos minutos al día para tu paz interior. Lo mejor es que elijas un momento en el que tu entorno esté tranquilo. Por ejemplo, temprano en la mañana antes de que empiece la actividad cotidiana y nadie pueda distraerte.
Recomiendo hacerlo justo cuando te levantas, para que aclares tu mente y fortaleza para comenzar el día. Lo mejor es hacerlo a diario a la misma hora. Sin embargo, si esto no es posible, cuando puedas hacerlo está bien. Las recomendaciones no deben poner obstáculos a tu práctica.
De la misma manera que se aconseja crear el hábito de crear unos minutos del día, a una hora determinada a tu meditación, también es ideal que dediques un espacio especial para hacerlo. Puedes elegir un rincón de una habitación para que se convierta en tu lugar de retiro, silencio y paz.
Por ejemplo, puedes tener allí un cojín, unas flores, unas velas. Cosas que estén cargadas de belleza y significado para recordarte del camino de amor y transformación que estás comenzando a recorrer y que te recuerden del compromiso contigo mismo. Tus espacios para la meditación se irán cargando de una energía espiritual muy poderosa.
La columna debe estar recta pues de esta manera facilitas la atención, la vitalidad y el flujo de la energía, una actitud positiva; para lo cual algunas veces se utiliza un cojín delgado sobre el cual sentarse, de manera que las rodillas estén apuntando hacia abajo. Con las piernas cruzadas y la columna recta facilitas el flujo de prana (energía vital) a través de los nadis (canales energéticos) y creas una mayor fuerza energética.
Algunas personas prefieren sentarse en una silla, aunque la postura tradicional es sentarse en el suelo, con las piernas cruzadas o en posición de medio loto (con el pie que queda encima, apoyado sobre la pantorrilla contraria) o loto completo (no es recomendable sino para meditadores o yoguis avanzados). Lo importante más importante es que estés cómodo, que no haya tensión en el cuerpo y que puedas mantener esta posición durante algunos minutos.
Cómo concentrarte y profundizar en tu meditación
Por lo general la mente está llena de pensamientos, pero el yoga nos enseña a simplemente dejarlos pasar, con desapego, sin aferrarnos ni identificarnos con ellos.
Es posible que tu mente divague un poco, que se vaya a esa parte del cuerpo que te pica, al perro que ladra, a la lista de cosas que debes hacer durante el día. Simplemente observa estos pensamientos y sin reprenderte, trae con gentileza la atención nuevamente a tu respiración.
No te concentres en “no pensar en nada”, pues esto genera actividad mental a su vez. Simplemente intenta calmar tu mente lo más que puedas.
Algunas personas confunden el sueño con la meditación. Tienen en común que descansas, pero la meditación es un descanso activo y más profundo porque es a nivel mental, no sólo físico. A diferencia del sueño, la meditación nos hace sentir ligeros y con claridad mental. Si te estás sintiendo pesado, te estás quedando dormido. Puedes hacer alguna actividad revitalizante para contrarrestarlo como unos saludos al sol.
Como el yoga es una ciencia que comprende diferentes elementos, hay otras técnicas que se complementan con la meditación y que facilitan entrar en estado de meditación, como las asanas (el yoga físico), la respiración y la práctica de algunos principios espirituales.
¡No desistas! La meditación es tan necesaria para nuestro bienestar como alimentar nuestro cuerpo, dormir y lavarnos. una apuesta de fe en nosotros mismos, en el amor y la felicidad innata que llega de la paz interior y del encuentro con nuestra alma.
http://elyoga.about.com/od/Tecnicas/a/Consejos-Para-Meditar-Mejor.htm