Sencillamente, Ser. Cuando alguien comienza a meditar, se puede hacer desde muchos y variados puntos de partida, aunque se pone en común el anhelo final para cada uno de ellos.
Es fácil ponerse a meditar, realizar una serie de pautas durante varios días que, poco a poco, caen en el olvido.
¿Qué motivaciones pueden servirnos? Relajarnos física y/o mentalmente, superar miedos, estar en contacto con uno mismo, crecimiento personal, relacionados con la emoción o la espiritualidad, alcanzar paz interior...
Por eso es relevante la auténtica motivación que se encuentra detrás de cada estado meditativo. Siendo una práctica que suele ponernos en contra de nuestra acelerada rutina diaria, encontramos un profundo mensaje durante y al finalizar la meditación: podemos trascender.
Para cada persona “trascender” tienen un significado, nosotros lo entenderemos como la capacidad de:
separar nuestro cuerpo físico y sus sensaciones de nuestra esencia pura,
despejar nuestra mente de pensamientos, recuerdos y fantasías,
abandonar nuestra variedad de juicios y creencias,
observar y superar cada uno de nuestros miedos, barreras y limitaciones,
mantener un estado consciente de nuestro Ser así como del exterior,
aprender a saborear cada instante de “presente” que nos proporciona,
y habituar a nuestra mente a este estado natural.
Juan Díaz
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