Si sales a la calle... corres el riesgo de que te ocurra un milagro. Si miras el atardecer... corres el riesgo de no volver a ser el mismo. Si contemplas las estrellas... corres el riesgo de ser feliz. Si trabajas en tus sueños... corres el riesgo de convertirlos en realidad
Crecemos escuchando frases negativas asociadas a muchos de los intentos que hacemos para realizar nuevas actividades, para desarrollar nuevas destrezas o simplemente para iniciar algo nuevo.
Cuántas veces se nos prende el bombillo y nos iluminamos con una idea, con un proyecto o con un sueño... en un instante nos sentimos radiantes de entusiasmo y corremos a compartirlo con nuestra pareja o con un buen amigo buscando su apoyo para llevarlo a cabo. Luego de escuchar sorprendidos nuestra propuesta, nos responden: Sí, tu idea es fantástica, pero... Si, nos ofrecen un pero gigante, infranqueable, un pero que nos recuerda todos los obstáculos, los inconvenientes, las limitaciones que se podrán presentar y que no podremos superar, nos los enumeraran uno detrás de otro sin parar, pronosticándonos un fracaso absoluto e irremediable, apagando nuestra ilusión antes de darle forma. Estos peros son como un chorro de agua helada que baja nuestro entusiasmo, que como una nube negra pesada y pegajosa se posa sobre nuestro proyecto para ahogarlo antes de nacer... Entonces, unos minutos más tarde nuestro ánimo queda por el suelo y nuestro proyecto anulado.
A veces es peor, sucede que somos nosotros mismos los que nos saboteamos la posibilidad. Ante la perspectiva de emprender un nuevo desafío, nos asaltan miles de dudas, pensamos sólo en lo peor, en que no podremos, en que no somos capaces, en que es muy difícil conseguirlo, pensaremos en los innumerables percances que pueden ocurrir... es en ese momento cuando nos paraliza el miedo y nos quedamos inmovilizados y ante este panorama tan negativo, abandonamos cualquier proyecto que pueda ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida.
Asumamos los retos, con sus riesgos y desafíos, lancémonos entusiastas a la aventura del cambio y de la transformación, confiemos en la vida, en que ella siempre nos dará lo mejor.
Tomemos la decisión de acompañarnos de personas entusiastas y alegres, que nos apoyen con su optimismo y actitud positiva, que no nos resalten los peligros sino que nos muestren todos lo recursos y las posibilidades que tenemos para conseguir nuestros objetivos, y que nos digan sonrientes: Cuenta conmigo y con la forma que pueda ayudarte podemos tender el puente.
Busca siempre el lado positivo. Para que tu idea pueda concretarse, debes pensar primero en todo lo positivo del proyecto, en todo lo bueno, lo maravilloso que va a traer a tu vida. Identifica claramente tu meta, visualiza el momento en que lo consigas y todos los beneficios del logro; deja libremente tu imaginación fluir, sin peros, sin pesimismo y sin una nube negra que oscurezca tu visión de futuro.
Busca las herramientas para hacer realidad tu sueño. Enfrenta tus retos con una visión positiva y optimista, piensa que puedes lograrlo y dedícate a buscar todo aquello que te puede ayudar a hacer realidad tu sueño; la información, los medios, los contactos y la estructura necesaria para alcanzar tus metas. No olvides sumar tus ganas, tu motivación y la seguridad de que eres capaz, recuerda que haz hecho muchas cosas que parecían en un principio imposibles.
Identifica los obstáculos. Después de tener claro qué quieres y cómo vas a lograrlo, revisa las limitaciones y los puntos débiles uno por uno y, con confianza y optimismo, mira cómo puedes resolverlos, no te desesperes. Busca inteligentemente una salida, otro camino, arma tu rompecabezas, las soluciones siempre están por ahí, no pierdas la calma y conserva la ilusión.
Establece metas pequeñas. Convierte tu proyecto en una serie de metas pequeñas para que puedas cumplir con ellas paso a paso. De este modo te será mas fácil alcanzar tu sueño, elabora un plan lo más detallado posible, pónle fechas, crea planes alternativos en caso de que las cosas no salgan como lo planeaste. Espera siempre lo mejor pero prepárate para lo peor... por si acaso.
Persevera en el esfuerzo. Compromete y no desistas, recuerda que el universo siempre conspira para apoyarte a convertir tus sueños en realidad. Muchas veces el triunfo se encuentra a la vuelta de la próxima esquina, los pequeños fracasos no son más que peldaños que te acercan al éxito, persevera, apóyate en lo que ya has conseguido y dale con más fuerza... después de la tempestad siempre viene la calma.
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