Si lo piensas bien, en la vida todo son metas: Graduarte del colegio, estudiar algo que te llame la atención, conseguir un trabajo, ganar dinero, encontrar pareja, participar en una competencia, tener más amigos, bajar de peso…
Como ves, son muchos los campos y los tipos de metas que se pueden alcanzar, Sin embargo, no basta con que digas que lo quieres lograr y te sientes a esperar. Alcanzar las metas es un proceso complejo que va desde imaginarte lo que quieres lograr, hasta celebrar que lo has conseguido.
En el camino además, es necesario que verifiques que las metas sean adecuadas para ti, que las plantees de la forma correcta, que cuentes con las herramientas necesarias para lograrlas y que mantengas la motivación.
Consejos para lograr las metas
Ten metas:
Aunque te parezca raro, muchas veces no logramos nada porque no nos proponemos nada. Es común que un día nos levantemos sin rumbo y nos preguntemos cómo hemos llegado hasta ahí.
Trazarse metas no solo es vital para la evolución del ser humano, sino un factor de éxito determinante. Estudios sobre los hábitos de personas exitosas revelan que ésta es una práctica común en todas ellas.
Alinea tu meta con tus valores personales:
Los valores personales son las cosas que son importantes para ti. Estos difieren de los de tus padres, jefes o amigos.
En este punto quiero ser enfática: Para lograr metas es indispensable que éstas se encuentren en sintonía con tus valores. Si no es así, no va a haber poder humano, ni divino que te haga lograrlas.
Investiga cuáles son tus 5 prioridades en la vida y revisa que tu meta no vaya en contravía de ellas.
Establece las metas de la forma correcta:
Para lograr metas hay que establecerlas con unas características específicas que les permitan ser cuantificables, asimilables y alcanzables.
Cuantificables, para que puedas determinar cuándo y cómo las logras. Asimilables, para que tu cerebro las entienda, y alcanzables para que no hagas esfuerzos inútiles.
Diseña un plan de acción
Alcanzar una meta es trasladarte del punto en el que estás, al punto que quieres llegar. Al igual que un desplazamiento físico, llegar a una meta requiere de un plan para movilizarse:
¿Cómo te vas a desplazar?
¿Cuándo vas a llegar?
¿Quién te va a acompañar?
¿Qué obstáculos podrías encontrar?
¿Te has perdido antes en el camino?
¿Qué pasa si no llegas?
Crea una estructura de soporte:
Un bonito sueño y un plan de acción detallado para alcanzarlo, no bastan. Con el tiempo vas perdiendo el entusiasmo y vas dejando atrás lo que en otro momento fue importante para ti.
Por eso es indispensable que crees una estructura de soporte, que te recuerde tus propósitos, te levante cuando estés a punto de caer, te premie por tus avances y te evite caer en tentación.
Busca personas que te apoyen tu meta, usa recordatorios para mantenerla en mente y mantén una actitud positiva.
Apóyate en lo que sabes hacer
Tu plan de acción debe estar basado y tus talentos y destrezas.
Inclúyelos en la estrategia que estás diseñando para lograr metas y revisa que no aparezcan cosas que te cuesten dificultad o te produzcan aburrimiento.
Aprende de tus logros:
En la vida has coleccionado grandes y pequeños triunfos. ¿Te has puesto a pensar gracias a qué lo has logrado?
Vuelve a ellos y analiza qué características de tu personalidad te ayudaron a alcanzarlos y qué estrategias podrías volver a repetir.
Aprende de tus fracasos:
Por supuesto, también tienes una colección de grandes y pequeños fracasos. Ya con distancia… ¿has analizado los factores que te llevaron a ellos?
Los fracasos están para enseñarte la forma incorrecta de hacer las cosas. Aprende la lección y evítalos en el futuro.
Revisa tu plan de acción
El plan de acción que te traces no está grabado en piedra con martillo y cincel. Es posible que cosas que consideras viables al principio, resulten causando dificultades al ejecutarlas. ¿Para qué persistir?
También es posible encontrar nuevas ideas o personas que puedan contribuir y te aligeren la carga. Vuelve a tu estrategia y modifica tu plan hasta que todo fluya.
Tómatela suave
Lo importante no es ganar, sino disfrutar del juego. No entres en una maratón por lograr las metas a una velocidad que después no podrás mantener.
Trabaja a un ritmo que sea sostenible en el largo plazo y que no te deje exhausto después de unos días. De lo contrario lo único que vas a lograr, es cogerle antipatía a tu meta.
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