Cuenta la leyenda que un hombre escuchó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla de manera incesante. En el camino se pegó varios batacazos y se hizo muchas preguntas sin respuesta. Miles de años después, esa búsqueda sigue constituyendo nuestro gran reto y el empeño de filósofos y estudiosos por descifrar su código.
¿Cómo ser felices y no frustrarnos en el intento?
1- Pensar solo en el día de hoy
Las agendas constituyen parte de la barrera emocional que nos impide ser felices. La predisposición a dejar para mañana lo que podemos hacer hoy y a organizar escrupulosamente cada minuto de nuestra vida impide que disfrutemos del presente.
Debemos pensar:
Hoy es el día más feliz de nuestra vida. “Lo único razonable que podemos hacer es pasar el día de la mejor manera posible, y disfrutarlo.
2- No compararnos con los demás
El reto de ser uno mismo requiere que salgamos de las emociones y opiniones estereotipadas y reclamemos nuestro lugar en el mundo. Cada uno tiene que actuar en su ámbito.
Hace 3000 años que nos dedicamos a buscar la felicidad. Es un concepto muy amplio y muy variable. La felicidad es subjetiva, dependerá de nuestras necesidades, entorno y tiempo. Quien esté arruinado, será feliz cuando se libre de sus deudas, depende de la experiencia personal de cada uno. La felicidad empieza por tener cubiertas nuestras necesidades más básicas, no lo olvides.
3- No criticar
Concentrar nuestras energías en descalificar a los demás juega en detrimento de nuestro beneficio. En lugar de prestarnos a posibles amenazas externas, si impulsamos nuestro propio viaje al futuro viviremos de forma mucho más productiva y sosegada. El camino hacia la felicidad empieza en priorizar nuestros intereses.
4- Centrarse en el lado soleado de la vida
A menudo nos convertimos en buscadores infatigables de la felicidad cuando puede estar en el lugar y momento menos predecibles. Sorprenderse es la condición sine qua non para dar con el elixir de la felicidad. La felicidad inesperada es la mejor. Observar el paisaje desde el tren, oler algo que te recuerda a tu niñez… son pequeñas cosas que nos inundan de bienestar. Enfocar los aspectos positivos ayuda a multiplicar su poder.
5- Rodearse de gente positiva
La vida impone determinadas barreras que no podemos sortear. La elección de nuestros amigos es propia. Debemos aprovecharnos. Nuestro entorno es el espejo en el que se refleja nuestra personalidad, experiencias, inquietudes. Constituye una memoria viva de quienes somos, de dónde venimos, dónde estamos y dónde queremos dirigir nuestro futuro.
La calidad de nuestros amigos determina la calidad de nuestra propia vida. es muy importante elegir a personas positivas que nos hagan reír, sentirnos bien, que nos den apoyo…”.
Alejate de quienes te roban la energía y la vitalidad.
6- Afrontar los problemas con humor.
Todos hemos dicho alguna vez: me río por no llorar. Asumir las adversidades de la mejor manera posible contribuye a nuestro bienestar, a crearnos una especie de coraza muy necesaria para no desmoronarnos y afrontar las pruebas que nos pone la vida con fuerza.
No podemos elegir lo que pasa, pero sí nuestra actitud. Dentro de las circunstancias que nos toque vivir hay que hacerlo con la mejor cara posible.
Es aconsejable sacar algo positivo de todo. Incluso de las malas experiencias. Si no hubiera momentos malos no sabríamos valorar los buenos.
7- Aprender algo nuevo cada día
Hay que desmentir el tópico de que la ignorancia da la felicidad. Ser ignorante no hace feliz, no te permite comprender muchos aspectos y contribuye a la falta de empatía con los demás. La cultura contribuye, por tanto, a ampliar el abanico de amistades y a nutrirnos de sus experiencias, involucrarnos en sus sentimientos y, en definitiva, a ser mejor personas.
8- Mostrar los sentimientos a la gente que quieres
Muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Entonces nos arrepentimos de no haber pasado más tiempo con nuestros seres queridos o haberles demostrado nuestro cariño y afecto.
Cogerles la mano, darles las gracias, un beso, una sonrisa, un mensaje de ánimo… son acciones que nos hacen sentir felicidad a nosotros mismos y a los que las reciben. No dar pie a entrar en discusiones relajará nuestro estado. Si todos sumáramos buenos actos y no nos enfadáramos en nuestro entorno más inmediato, la suma final sería más positiva que negativa. Al final lo que buscamos es sentirnos útiles para los demás.
9- No temer a la vida
La vida, en ocasiones, se presenta difícil. Forma parte de las reglas del juego.
Determinadas decisiones nos superan, nos sentimos incapaces de asumirlas y dudamos qué hacer. La rabia de no poder con todo solo se soluciona con un replanteamiento de nuestras prioridades más inmediatas.
El miedo impide que desarrollemos nuestros objetivos.
10- Leer antes de acostarse
El ritmo frenético de nuestra sociedad nos impide, muy a menudo, evadirnos y disfrutar de la tranquilidad. Dedicar unos minutos a la lectura antes de conciliar el sueño contribuirá a desconectar y a evadirse de los problemas.
Eliminar los malos hábitos emocionales, buscar lo mejor de nosotros mismos, afrontar los momentos difíciles o aprender a disfrutar de las pequeñas cosas que nos regala la vida son solo algunas de las consecuencias más directas de cumplir este decálogo, del que te garantizamos si lo aplicas cambiara tu manera de ver la vida.
Ser feliz es una estado que hay que generar en muchas ocasiones, crear la magia depende de ti y de lo que estés dispuesto a hacer por conseguir crear esos momentos que perduraran en tu retina por largo tiempo.
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