El violeta, también llamado púrpura, se le considera el color de la realeza, de los nobles y de los ricos, ya que antiguamente era un tinte muy raro y costoso.
El violeta representa identificación. Esta identificación es una suerte de unión mística, de un alto grado de intimidad sensible que conduce a la fusión total entre el observador y el objeto. De forma que las personas que prefieren el violeta quieren lograr esta relación mágica, desean estar encantadas consigo mismas y que los demás estén encantados con ellas. El violeta puede significar la identificación como una fusión íntima y erótica, o bien como un estado de comprensión sensible e intuitivo
El púrpura o violeta es el color que visten los obispos.
Como unión de la energía del rojo y de la espiritualidad del azul sugiere la energía orientada al sacrificio y al servicio. Similar al magenta.
Los griegos consideraban el violeta como símbolo de la muerte y resurrección de la vida humana.
El violeta es el vestido del dios Dionisios, en las culturas precristianas, el cual aparecía también con una copa rebosante de vino, ya que era el dios de las viñas y fabricación de los vinos, en su mano. Dionisios era el dios de la generosidad, la alegría de vivir, y el abandono hacia el éxtasis. También se le asociaban, como patrono del cultivo frutal, con la muerte anual y la regeneración de las plantas.