Ha llegado el momento de decirle adiós a una persona. La relación se desgastó o simplemente terminó su ciclo de vida. Las relaciones como las situaciones son círculos que tienden a cerrarse cuando ha llegado su fin. Y sí, se llegan a terminar, nadie nos dice que debían ser eternas. A veces, para continuar nuestro camino de crecimiento es necesario dejar partir a algunas personas. Es un acto de amor entre ambas partes, por lo que la culpa no ocupa un lugar en el escenario.
En ocasiones, es necesario que suceda algo sorpresivamente decepcionante para darnos cuenta que terminó una relación. Nuestra primera reacción tal vez esté empañada de ira. Después sobreviene la tristeza o la negación. Sin embargo, sabemos en el fondo de nuestro corazón que la relación se terminó.
es necesario dejar la relación no sin antes convertirla en una experiencia colmada de riqueza, ya sea por el aprendizaje o por el recuerdo de todo lo bueno que se tuvo durante su ciclo vital. Pongamos en la balanza los buenos momentos versus los malos recuerdos. Al final, tal vez podamos darnos cuenta que fue mucho lo ganado y lo aprendido. O, tal vez quedamos a mano.
Insistir en conservar un vínculo que se ha terminado, únicamente provoca insatisfacción y resentimientos innecesarios. Alargar situaciones desagradables solamente empeora lo que debió terminarse. Se requiere de nuestra valentía, de ser honesto con uno mismo, de ser fiel a sí mismo.
Cuando podemos cerrar un círculo armoniosamente, en amor y gratitud, hacemos uso de nuestra capacidad de soltar y desapego que lleva a la libertad y liberación. No solamente uno se siente libre de antiguos scripts preestablecidos (o de los que se fueron “comprando” en el tiempo), sino que también la otra persona se libera. Ambas partes gozarán de liberación.
Cuando se cierra un círculo, liberamos energía que nos permitirá iniciar nuevos ciclos o nuevas relaciones. Hacer lugar en nuestra vida para que entren nuevas personas más afines a nosotros enriquece nuestra vida social y afectiva, permitiendo crear la vida que soñamos. Arrastrar con vínculos caducos por aferrarse al pasado o a recuerdos muertos ya inexistentes, impide lograr un bienestar verdadero. La flexibilidad permite la novedad en nuestras vidas.
Derechos Reservados © Bertha García http://www.psicologiaycoaching.com/2010/02/cuando-es-tiempo-de-decir-adios.html