¿Qué tiene que ver el trabajo con la espiritualidad?
Depende de cómo definamos al Espíritu.
Si llamamos Espíritu al principio que impulsa la Existencia, a esa fuerza que inspira y sustenta la Vida, si llamamos espiritual a toda acción que favorece la vida, la conexión, la superación y la trascendencia, entonces las actividades que realizamos en el ámbito del trabajo son netamente espirituales.
Más aún: el desarrollo espiritual bien entendido otorga una capacidad para producir resultados superadores en forma sustentable. Y cuando quienes buscan mejorar y tomar decisiones estratégicas se percatan de la relación causal que existe entre una buena espiritualidad bien entendida y la efectividad en las organizaciones, entonces creo que se abre una interesante ventana de oportunidades para desactivar estas cuotas de sufrimiento, de malestar innecesario y perseguir riqueza material y avance tecnológico sin enajenar lo que lo más valioso que tenemos, que es a Nosotros Mismos.
Si bien en el corto plazo es posible llegar a obtener logros sobresalientes sacrificando mi identidad más profunda, descuidando con mis actos el ámbito de los valores, esta estrategia de "descuido" no puede sostenerse por mucho tiempo ya que erosiona la estructura básica sobre la que se sostiene todo Ser Humano, dentro y fuera de las empresas, que es el Ser y sin cuidar el Ser no hay manera de lograr un mejor Hacer y un mejor Tener.
No creo en eso de que para tener más, hay que sacrificar al Ser y que para ser mejor hay que sacrificar el Tener. Tal vez pensar en Ser y Tener como dos opciones entre las cuales elegir sea una de las razones de fondo de muchos de los serios problemas que tenemos en el nivel personal, colectivo y planetario.
Ser y Tener son para mí dos factores de una misma cuenta: el bienestar humano pero en este caso, creo que el orden de los factores sí altera el producto. El desarrollo espiritual que mencionaba antes tiene un requisito indispensable que es estar atento, momento a momento, a lo que nos sucede en el momento presente.
Esta atención nos permite tener una mejor capacidad de observación y esta observación amplificada, producto de la atención, nos va a ayudar a actuar con más efectividad consciente en el ámbito en que nos desenvolvamos.
La consciencia es determinante a la hora de mejorarme y de mejorar.
Las prácticas espirituales dentro del ámbito laboral no implican ponerse una túnica ni rasurarse la cabeza: es espiritual explicar los problemas con responsabilidad, reflexionar sobre lo que voy realizando para ver cómo hacerlo mejor, encontrar formas positivas de interpretar los hechos, aprender de los errores. Es espiritual, comunicarme con mayor franqueza, con mayor autenticidad, con respeto; escuchar para entender al otro, honrar mis compromisos y mis promesas, resolver los conflictos que enfrento de manera colaborativa, de manera creativa; permanecer en equilibrio ante situaciones emocionales turbulentas, pensar positivamente, relacionarme con empatía.
Todas estas son prácticas espirituales que pueden tener un enorme impacto dentro del ámbito de trabajo. Ahora ¿qué podemos hacer para desarrollar nuestra atención, nuestra consciencia? y aquí la práctica espiritual más efectiva, más probada es la práctica de la Meditación.
Y ¿qué es Meditar? Meditar es simplemente estar serenamente atento a lo que sucede en el momento presente. Ese prestar atención nos permite mejorarnos, y dar nuestra atención es la forma más simple y más barata que conozco de dar Amor.
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