Cuando hay amor al trabajo...,
éste se convierte en un juego.
Cuando hay amor,
las críticas que, de otro modo,
se recibirían con asperezas,
se admiten de buen grado
y con mentalidad abierta.
Cuando hay amor,
la envidia se convierte en complacencia
ante los triunfos de otra persona.
Quienes no aceptan fácilmente los consejos,
reciben éstos con más agrado
si le son ofrecidos con amor.
La apatía y la inercia
pueden convertirse, gracias al amor
(de un apreciado mentor o de una musa inspiradora),
en una alta motivación
y en una acción constructiva.
El amor transforma el recelo en confianza.
El terapeuta profesional
demuestra su amor al paciente
por medio de la aceptación compasiva
y la comprensión.
Este amor puede dar lugar
a la conversión del aborrecimiento
de sí mismo en un saludable amor propio
y a la transformación
de la depresión en felicidad.
Theodore Isaac Rubin
del libro "El verdadero amor: qué es y cómo encontrarlo"