Una afirmación es una declaración de una verdad que uno aspira a absorber en su vida. Se ha dicho que somos lo que comemos. Sería más cierto decir, "Somos lo que pensamos". Para que nuestras mentes se expresen, y también influyan, es más importante la realidad de lo que somos, que lo que hacen nuestros cuerpos. Incluso nuestros pensamientos influyen, en gran medida, nuestra salud física.
Las palabras, que son pensamientos cristalizados, tienen un poder inconmensurable, en especial cuando las utilizamos con concentración. El mero pensamiento de la fatiga es suficiente para aminorar nuestra energía. Reforzar ese pensamiento con las palabras, "Estoy agotado", lo define aun más y, por consiguiente, le añade poder al pensamiento propio.
La dificultad radica en que nuestros hábitos están enterrados en la mente subconsciente. Así, incluso cuando estamos decididos a cambiarlos, nos encontramos volviendo de forma repetida, y muy en contra de nuestra voluntad consciente, a las viejas maneras.
De otro modo, las afirmaciones repetidas con una profunda concentración, y después llevadas al subconsciente, pueden cambiarnos a nosotros mismos en distintos niveles de nuestra mente, incluso en los que tenemos muy poco control consciente.
Las afirmaciones deben repetirse de manera tal de llevar la conciencia hacia la supraconsciencia.
Esto se puede lograr cuando se repita con profunda concentración en la sede de la conciencia divina, en el cuerpo humano, el centro de Cristo, que es un punto en la frente, a mitad de camino entre las dos cejas.
Repita la afirmación en voz alta al principio, para llamar la plena atención de su mente consciente.
Luego repítala en silencio, para absorber más profundamente el significado de las palabras.
Luego susúrrela, llevando su significado directo hacia el subconsciente.
Repítala de nuevo, en silencio, para profundizar la absorción de la misma en el nivel subconsciente.
Finalmente, inhalando más fuertemente, repítala al ojo espiritual, o al punto entre las cejas.
En todos los niveles, repítala varias veces, absorbiendo usted mismo cada vez más profundamente su significado.
Al repetir las afirmaciones usted puede reforzar, y, más tarde, espiritualizar su conciencia de todos los modos en que lo desee.
Es importante destacar que la afirmación es sólo el primer paso para la auto-sanación. Tenemos que hacer nuestra parte. Sin embargo, sin el poder de Dios, nuestros esfuerzos no alcanzan. Es decir, que las afirmaciones deben terminar con una oración.
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