Entra en acción: Rendirle homenaje a tus cualidades
Ser capaz de utilizar tus cualidades de forma habitual te ayudará a tener éxito y a sentirte satisfecho. Sin embargo, a veces podemos encontrarnos atrapados en caminos paralelos que nos alejan de nuestras cualidades. Por eso, la gente suele estar de acuerdo en que se sentía más satisfecha cuando era más joven. Este ejercicio de contar historias te permite recuperar cualidades que puede que hayas olvidado que tienes.
Empieza imaginando el año en que tenías 10 años. Si hubieras nacido en 1967, tenías 10 en 1977.
1 Recuerda lo que te pasó ese año. Recuerda dónde vivías, con quién pasabas el tiempo y a qué te dedicabas la mayor parte del tiempo.
2 Haz una lista de tus éxitos personales en ese año. Escribe todo logro que consiguieras. Emplea una definición de logro todo lo amplia posible, para incluir todo lo que consiguieras, de lo que fueras responsable, algo que superaras o de lo que estuvieras orgulloso. No importa si era grande o pequeño. Solo es necesario que escribas un par de palabras o una frase de cada cosa. Intenta reflejar al menos dos o tres logros en ese año.
3 Entonces, avanza al año siguiente. Vuelve al paso 1 y 2 para cada año de tu vida hasta que llegues al presente.
4 Destaca los logros personales con cuya consecución disfrutaste. Por cada triunfo que te resultara un placer, escribe un párrafo describiendo qué hiciste. Escribe en primera persona (“Yo hice…”) como si le estuvieras contando a un amigo la historia de tus logros. Enfócate sobre todo en las decisiones y acciones que realizaste —qué hiciste, qué dijiste y qué hiciste que pasara— para que la situación fuera un éxito.
5 Observa los verbos en tus historias. Observa las decisiones que tomaste y las acciones que llevaste a cabo. ¿Qué talentos pusiste en práctica para conseguir cada logro? Tus cualidades podrían ser de cualquier tipo. Puede que te sintieras fuerte al escuchar a otras personas, al hacer que los demás se sientan valorados, al analizar problemas, al trabajar con animales, al entender la tecnología, al hacer planes o al comportarte con integridad. Quizá, te sientes fuerte cuando estás creando algo con tus manos, cuando inspiras a los demás, cuando negocias tratos, cuando demuestras empatía, cuando retas al orden establecido, cuando sirves a los demás, etc.
Este ejercicio llevará algo de tiempo pero merece la pena que lo hagas. Recuerda que gran parte del valor de este libro reside en la práctica, no en la lectura. Estoy seguro de que entiendes el concepto de identificar tus cualidades, pero entenderlo no es ejecutarlo. Solo cuando conozcas tus cualidades podrás encontrar roles —tanto en el trabajo como fuera de él— que te ayudarán a sentir más autoconfianza.