odos tenemos una Necesidades más profundas y Decisivas, las Necesidades Emocionales, las cuales influyen en nuestro Comportamiento y Toma de Decisiones, son Transparentes y Reveladoras de nuestros reales deseos y satisfacción
Además del oxígeno, los seres vivos tenemos varias necesidades primarias, que en general, son conocidas por todos, el calor, el alimento y el agua. Sin alguno de estos elementos o con una cantidad insuficiente de alguno de ellos, un ser vivo no puede sobrevivir. ¿Qué hay de las emociones? ¿Qué hay del afecto? Es otra necesidad fundamental, sin la cual las personas también pueden morir. Un hombre no puede sobrevivir solo, sin la colaboración directa e indirecta de otros hombres. De ahí que el afecto sea considerado algo esencial en la vida de todo ser humano. Si examinamos todos los logros de la especie humana, nos daremos cuenta que han sido obtenidos mediante la continua colaboración de los individuos de cada generación. Todo nuestro éxito proviene de sumar, sumar y sumar. Sumar esfuerzos, conocimientos, memorias, fracasos, sufrimientos, etc. Todos estamos ávidos de estímulos emocionales, a veces hasta tal punto, que somos capaces de hacer cualquier cosa para obtenerlos. Cuando interactuamos con otra persona, no solo compartimos conocimientos y establecemos algún tipo de contacto físico, también intercambiamos experiencias y transmitimos nuestros estados de ánimo. Algunas veces, lo hacemos de manera conciente, por ejemplo, si estamos furiosos o nos sentimos incómodos, lo hacemos notar con nuestros gestos o a través de la comunicación. Otras veces, transmitimos nuestras emociones de manera inconsciente e involuntaria, tal es el caso de, mover nuestro cuerpo si estamos nerviosos, el cambio del color de la piel si estamos tímidos, abrir los ojos ante la sorpresa y así sucesivamente. Igualmente, se puede intentar ocultar las emociones y enviar mensajes confusos, cuando consideramos que es algo íntimo y no queremos descubrirnos, por ejemplo, una falsa sonrisa para mostrar agrado o complacencia ante nuestro jefe, bajar la cabeza para ocultar algo, o irnos de la zona de peligro para llorar en silencio. Los mensajes emocionales divulgan nuestras vivencias, estados de ánimo, deseos y futuro comportamiento, a la vez brindan información valiosa sobre nuestras necesidades y carencias que pueden utilizarse para sintonizarnos, integrarnos y relacionarnos. Por más que lo intentemos, no los podemos ocultar, y si lo intentamos, lo que hacemos es crecer su manifestación, como por ejemplo, transpirar en exceso o gesticular de manera nerviosa. Dependiendo de la personalidad, si se es más o menos expresivo, el mensaje puede variar en intensidad y en calidad. Una persona expresiva, por lo general se comunicará verbalmente y una menos expresiva lo hará a través de su postura y gestos. También puede ocurrir, que lo que se diga verbalmente no coincida con la expresión corporal, ¿a cual le creemos?, A las dos, ya que ambas se complementan y juntas conforman la verdad.
Lo que sentimos es fundamental para que nos acerquemos, permanezcamos y regresemos. Una persona competente emocionalmente, puede expresar sus sentimientos de manera libre, cuando y donde sea apropiado, puede guardar sus sentimientos para expresarlos posteriormente, y tolera la expresión de los sentimientos en otras personas. Olvidemos las viejas teorías que es mejor ocultar nuestros sentimientos, esto ya no va más, ya ni en la realeza funciona. Eso sí, hay que hacerlo con respeto para con los demás, pero también con respeto para con nosotros mismos. La clave está en encontrar la justa medida y realizar las cosas con equilibrio. Se puede iniciar dentro de nuestra familia, con nuestros hijos, permitiéndoles que expresen su agrado o desagrado, sin imponerles nuestro punto de vista. No es ningún pecado, si no les gusta la coliflor o la comida que con esmero preparamos. Tampoco debe convertirse en problema que sus deseos y preferencias no coincidan con las nuestras, cada persona es un ser individual e independiente, debemos promover y disfrutar las diferencias, y a la vez apreciar las coincidencias.