dejo un escrito, resumido y al cual les sugiero al que lo lea, que al leerlo busque su significado profundo, trate de entenderlo y sobre todas las cosas llevarlo a la practica que es lo que verdaderamente importa... de ese escrito dejo lo que por ahora tengo bien comprendido, y a lo que a vista personal considero clave como para empezar, el resto uno mismo con el avance del tiempo (si lo practica) ira entendiendo muchisimas cosas.
algo mas, sugiero que este post sea complementado con este, y en el cual tambien recomiendo no solo dejarlo en algo de lectura sino en aplicar lo que alli se dice...
https://www.tarotymagiablanca.com/t8332-observacion-interna-de-uno-mismo#24898sin mas ahi va:
pensamientos negativosDel Centro Intelectual surgen diversos pensamientos provenientes, no de un Yo permanente como suponen neciamente los ignorantes ilustrados, sino de los diferentes "Yoes" en cada uno de Nos.
Cuando un hombre está pensando, cree firmemente que él en sí mismo y por sí mismo está pensando.
Sin embargo, cada uno de los diferentes "Yoes" que cargamos dentro, usa nuestro Centro Intelectual, lo utiliza cada vez que puede para pensar.
Absurdo sería pues, identificamos con tal o cual pensamiento negativo y perjudicial, creyéndolo propiedad particular.
Obviamente este o aquel pensamiento negativo proviene de cualquier "Yo" que en un momento dado ha usado abusivamente nuestro Centro Intelectual.
Pensamientos negativos los hay de distinta especie: Sospecha, desconfianza, mala voluntad hacia otra persona, celos pasionales, celos religiosos, celos políticos, celos por amistades o de tipo familiar, codicia, lujuria, venganza, ira, orgullo, envidia, odio, resentimiento, hurto, adulterio, pereza, gula, etc., etc., etc.
Realmente son tantos los defectos psicológicos que tenemos, que aunque tuviéramos paladar dé acero y mil lenguas para hablar, no alcanzaríamos a enumerarlos cabalmente.
Como secuencia o corolario de lo antes dicho, resulta descabellado identificarnos con los pensamientos negativos.
Como quiera que no es posible que exista efecto sin causa, afirmamos solemnemente que nunca podría existir un pensamiento por sí mismo, por generación espontánea...
La relación entre pensador y pensamiento es ostensible; cada pensamiento negativo tiene su origen en un pensador diferente.
En cada uno de nos existen tantos pensadores negativos, cuantos pensamientos de la misma índole.
Incuestionablemente dentro de cada uno de nos, existen demasiados pensadores; sin embargo, cada uno de éstos a pesar de ser tan sólo parte, se cree el todo, en un momento dado...
Quien no vive siempre en estado de Alerta Novedad, Alerta Percepción, pensando que está pensando, se identifica fácilmente con cualquier pensamiento negativo.
De resultas de esto, fortalece lamentablemente el poder siniestro del "Yo Negativo", autor del correspondiente pensamiento en cuestión.
Cuanto más nos identificamos con un pensamiento negativo, tanto más esclavos seremos del correspondiente "Yo" que le caracteriza.
Entonces exclamaremos. "¿Pero qué está haciendo este Yo?" "¿Qué está diciendo?" "¿Qué es lo que quiere?" "¿Por qué me atormenta con su lujuria?", "¿Con su ira?", etc., etc., etc.
Entonces veremos dentro de sí mismos, todo ese tren de pensamientos, emociones, deseos, pasiones, comedias privadas, dramas personales, elaboradas mentiras, discursos, excusas, morbosidades, lechos de placer, cuadros de lascivia, etc., etc., etc.
la eliminacionA medida que uno trabaja sobre sí mismo va comprendiendo cada vez más y más, la necesidad de eliminar radicalmente de su naturaleza interior, todo eso que nos hace tan abominables.
Las peores circunstancias de la vida las situaciones más críticas, los hechos más difíciles, resultan siempre maravillosos para el auto-descubrimiento intimo.
En esos momentos insospechados, críticos, afloran siempre y cuando menos lo pensemos, los Yoes mas secretos; si estamos alertas incuestionablemente nos descubrimos.
Las épocas más tranquilas de la vida, son precisamente las menos favorables para el trabajo sobre sí mismo.
Existen momentos de la vida demasiado complicados en que uno tiene marcada tendencia a identificarse fácilmente con los sucesos y a olvidarse completamente de sí mismos; en esos instantes hace uno tonterías que a nada conducen; si se estuviese alerta, si en esos mismos momentos en vez de perder la cabeza, se acordase de sí mismo, descubriría con asombro ciertos Yoes de los cuales jamás tuvo ni la más mínima sospecha de su posible existencia.
El sentido de la auto-observación intima, se encuentra atrofiado en todo ser humano; trabajando seriamente, auto-observándose de momento en momento; tal sentido se desarrollará en forma progresiva.
A medida que el sentido de auto-observación prosiga su desarrollo mediante el uso continuo, nos iremos haciendo cada vez más capaces de percibir en forma directa aquellos Yoes sobre los cuales jamás tuvimos dato alguno relacionado con su existencia.
Ante el sentido de auto-observación intima cada uno de los Yoes que en nuestro interior habitan, asumen realmente esta o aquella figura secretamente afín con el defecto personificado por la misma. Indubitablemente la imagen de cada uno de estos Yoes tiene cierto sabor psicológico inconfundible mediante el cual aprehendemos, capturamos, atrapamos instintivamente su naturaleza íntima, y el defecto que le caracteriza.
En principio el esoterista no sabe por dónde empezar, ante la necesidad de trabajar sobre sí mismo pero se halla completamente desorientado.
Aprovechando los momentos críticos, las situaciones más desagradables, los instantes más adversos, si estamos alertas descubriremos nuestros defectos sobresalientes, los Yoes que debemos desintegrar urgentemente.
A veces puede empezarse por la ira o por el amor propio, o por el desdichado segundo de lujuria, etc., etc., etc.
Es necesario tomar nota sobre todo en nuestros estados psicológicos diarios, si es que de verdad queremos un cambio definitivo.
Puede que hayamos herido a alguien con una carcajada, puede que hayamos enfermado a alguien con una sonrisa o con una mirada fuera de lugar.
Recordemos que en esoterismo puro, bueno es todo lo que está en su lugar, malo es todo lo que está fuera de lugar.
El agua en su lugar es buena pero si ésta inundare la casa estaría fuera, de lugar, causaría daños, sería mala y perjudicial.
El fuego en la cocina y dentro de su lugar, además de ser útil es bueno; fuera de su lugar quemando los muebles de la sala, sería malo y perjudicial.
Cualquier virtud por santa que sea, en su lugar es buena, fuera de lugar es mala y perjudicial. Con las virtudes podemos dañar a otros. Es indispensable colocar las virtudes en su lugar correspondiente.
¿Qué diríais de un sacerdote que estuviese predicando la palabra del Señor dentro de un prostíbulo?. ¿Qué diríais de un varón manso y tolerante que estuviese bendiciendo a una cuadrilla de asaltantes que intentasen violarle la mujer y las hijas?. ¿Qué diríais de esa clase de tolerancia llevada al exceso?. ¿Qué pensaríais sobre la actitud caritativa de un hombre que en vez de llevar comida a casa, repartiese el dinero entre mendicantes del vicio?. ¿Qué opinaríais sobre el hombre servicial que en un instante dado prestase un puñal a un asesino?.
Recordad querido lector que entre las cadencias del verso también se esconde el delito. Hay mucha virtud en los malvados y hay mucha maldad en los virtuosos.
Aunque parezca increíble dentro del mismo perfume de la plegaria también se esconde el delito.
El delito se disfraza de santo, usa las mejores virtudes, se presenta como mártir y hasta oficia en los templos sagrados.
Aunque usted no lo crea, querido lector, detrás del temperamento que poseemos se esconde entre las más remotas profundidades de nuestra psiquis, las creaciones diabólicas mas execrables.
Ver tales creaciones, observar esas monstruosidades del infierno dentro de las cuales se halla embotellada nuestra mismísima conciencia, se hace posible con el desarrollo siempre progresivo del sentido de auto-observación intima.
En tanto un hombre no haya disuelto estas creaciones del infierno, estas aberraciones de sí mismo, Indubitablemente en lo más hondo, en lo más profundo, continuará siendo algo que no debiera existir, una deformidad, una abominación.
Lo más grave de todo esto es que el abominable no se da cuenta de su propia abominación, se cree bello, justo, buena persona, y hasta se queja de la incomprensión de los demás, lamenta la ingratitud de sus semejantes, dice que no le entienden, llora afirmando que le deben, que le han pagado con moneda negra, etc., etc., etc.
¿Habéis pensado tú alguna vez en la vida sobre lo que más os agrada o desagrada?. ¿Tú, habéis reflexionado sobre los resortes secretos de la acción?. ¿Por qué queréis tener una bella casa?. ¿Por qué deseáis tener un coche último modelo?. ¿Por qué queréis estar siempre a la última moda?. ¿Por qué codiciáis no ser codicioso?. ¿Qué es lo que más te ofendió en un momento dado?. ¿Qué es lo que más os halagó ayer?. ¿Por qué os sentisteis superior a fulano o a fulana de tal, en determinado instante?. ¿A qué hora te sentisteis superior a alguien?. ¿Por qué te engreísteis al relatar tus triunfos?. ¿No pudisteis callar cuando murmuraban de otra persona conocida?. ¿Recibisteis la copa de licor por cortesía?. ¿Aceptaste fumar tal vez no teniendo el vicio, posiblemente por el concepto de educación o de hombría?. ¿Estáis tú seguro de haber sido sincero en aquella conversación?. ¿Y cuando te Justificas a ti mismo, y cuando te alabas, y cuando cuentas tus triunfos y los relatas repitiendo lo que antes dijiste a los demás, comprendiste que eras vanidoso?.
En principio estas creaciones del infierno, estas aberraciones psíquicas que desgraciadamente te caracterizan, son más feas y monstruosas que las bestias más horrendas que existen en el fondo de los mares o en las selvas más profundas de la tierra; conforme avancéis en vuestro trabajo podéis evidenciar mediante el sentido de auto-observación interior el hecho sobresaliente de que aquellas abominaciones van perdiendo volumen, se van empequeñeciendo...
Resulta interesante saber que tales bestialidades conforme decrecen en tamaño, conforme pierden volumen y se empequeñecen, ganan en belleza, asumen lentamente la figura infantil; por último se desintegran, se convierten en polvareda cósmica, entonces la Esencia enfrascada, se libera, se emancipa, despierta.
Indubitablemente la mente no puede alterar fundamentalmente ningún defecto psicológico; obviamente el entendimiento puede darse el lujo de rotular un defecto con tal o cual nombre, de justificarlo, de pasarlo de un nivel a otro, etc., mas no podría por sí mismo aniquilarlo, desintegrarlo.
Necesitamos urgentemente de un poder flamígero superior a la mente, de un poder que sea capaz por si mismo de reducir tal o cual defecto psicológico a mera polvareda cósmica.
Afortunadamente existe en nosotros ese poder serpentino, ese fuego maravilloso que los viejos alquimistas medievales bautizaron con el nombre misterioso de Stella Maris, la Virgen del Mar, el Azoe de la Ciencia de Hermes, la Tonantzín del México Azteca, esa derivación de nuestro propio ser intimo, Dios Madre en nuestro interior simbolizado siempre con la serpiente sagrada de los Grandes Misterios.
Si después de haber observado y comprendido profundamente tal o cual defecto psicológico (tal o cual Yo), suplicamos a nuestra Madre Cósmica particular, pues cada uno de nos tiene la suya propia, desintegre, reduzca a polvareda cósmica, este o aquel defecto, aquel Yo, motivo de nuestro trabajo interior, podéis estar seguro de que el mismo perderá volumen y lentamente se irá pulverizando.
Todo esto implica naturalmente sucesivos trabajos de fondo, siempre continuos, pues ningún Yo, puede ser desintegrado jamás instantáneamente. El sentido de auto-observación íntima podrá ver el avance progresivo del trabajo relacionado con la abominación que nos interese verdaderamente desintegrar.