La gran Ley del Ser consiste en que cosechamos lo que sembramos, que, según sean nuestros pensamientos y las cosas en que creemos, así será nuestra experiencia. Esa es una ley cósmica. Es válida en todo plano y en todo momento. Como es una ley, nunca se quiebra. Es completamente impersonal e inflexible. Obedecer esa ley es el camino hacia el cielo o la armonía perfecta.
El objetivo de la existencia de todo el movimiento metafísico es enseñar esta ley, y hasta donde comprendemos y la obedecemos da la medida de nuestro progreso.
Todos los estudiantes de metafísica saben en su interior que estas cosas son ciertas, pero , desafortunadamente, no siempre actúan de acuerdo con ese conocimiento. A veces tratan de engañarse a sí mismos pretendiendo que pueden quebrantar la ley sin sufrir la penalidad. Se engañan creyendo que , aunque piensen, hablen o incluso actúen incorrectamente, no importa, porque no tendrán en cuenta la ocasión en que cometieron el error.
¿ Hay algo más tonto, o más pueril? Han creado para sí una Gran Ley Elástica que pueden plegar o doblar en cualquier dirección, y no ven que eso no puede ser más que una ilusión de sus propias mentes.
Por suerte, tenemos que vivir bajo la Ley Verdadera, gústenos o no, y ninguna pretensión infantil , ninguna excusa débil, puede cambiarla.
Lo que se siembra ( en pensamiento) se recoge ( en experiencia).