hoy quisiera escribir acerca de uno de los aprendizajes que este planeta nos invita a realizar: el desarrollo de la resistencia.
La resistencia puede ser la capacidad de seguir adelante a través de la firmeza, el coraje o la tenacidad, como también la actitud que impide aceptar aquello que es inevitable, generando apegos y aferramiento, entrando así en una persistente repetición que destruye la vitalidad. Entonces la resistencia es un camino a la impotenciación y al dolor.
En el primer caso nos abrimos a la vida, desarrollando solidez y capacidad de avance. En el segundo, la rigidez toma el lugar de la solidez, dificultando el avance y nos cerramos a la vida.
Necesitamos sabiduría para distinguir la diferencia entre una actitud como la solidez, proveniente de la potencia – que libera - o como la rigidez, fruto de la impotencia– que encarcela -.
Desde la solidez, quizás logremos sentirnos dueños del tiempo y de la realidad que construímos, permaneciendo en una intensa conexión con nuestro verdadero poder. En cambio, desde la rigidez el camino parecerá incierto, más pesado y más difícil.
La vida quiere abrirse paso y, para eso, debemos colaborar con ella dejándola ser. La resistencia puede ser una actitud que nos lleve hacia el placer de la genuina realización –solidez- o hacia el dolor de la impotencia que conduce al sufrimiento –rigidez-.
Uno de los significados más profundos de Saturno está asociado a la construcción de una estructura de autosostén. Y esta estructura se halla fundamentada únicamente en la solidez.