EL LÍMITE POSEE UNA FUNCIÓN ORDENADORA.
Sin embargo solemos vivirlo como algo que, mediante la restricción, nos castiga o frustra.
Si un límite es aceptado como algo que ordena, pierde su connotación negativa y se convierte en un aliado de la conciencia.
Ahora bien, instintivamente se busca eliminar aquello que limita en lugar de integrarlo.
Existen dos preguntas que conducen a integrar aquello que limita:
a) ¿Qué me impone? y b) ¿Qué me impide?
Imponer e impedir, dos verbos asociados a la cualidad restrictiva de Saturno.
Admitamos que tendemos a ver sólo una de las caras del límite. Y es, precisamente, la de la restricción.
Ahora veamos esto: limitar implica restringir y expandir.
Restricción y expansión forman una polaridad. Saturno/Jupiter, en lenguaje astrológico.
Trabajar con las dos preguntas cuando atravesamos una experiencia restrictiva, es la manera de abrir la puerta para que nuevamente ingrese la expansión, ya que descubrir el sentido y el propósito de la restricción es empezar a dejarla atrás.