Su primera parte ("Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre las mujeres") ha sido revelada por la Santísima Trinidad. En efecto, es el Arcángel San Gabriel que la trae del Cielo y la pronuncia por primera vez para anunciar la la Santísima Virgen que Dios Hijo iba a encarnarse en su seno. "La Virgen María recibió, dice San Luis María, esta divina salutación en orden a llevar a feliz término el asunto más sublime e importante del mundo, a saber, la Encarnación del Verbo Eterno, la reconciliación entre Dios y los hombres y la Redención del género humano. Embajador de esta buena noticia fue el Arcángel San Gabriel, uno de los primeros príncipes de la Corte Celestial".
La segunda parte (bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre") ha sido añadida por Santa Isabel, el día de la Visitación, inspirada por el Espíritu Santo, cuando la Santísima Virgen María vino a visitarla. Y la Iglesia, en el primer Concilio de Efeso (año 431) sugirió la conclusión, después de condenar el error de Nestorio y definir que la Sma. Virgen es verdaderamente Madre de Dios y ordenó que que se invocase al Sma. Virgen bajo este glorioso título, con estas palabras: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte". .