Los signos de Aries, Sagitario, Géminis y Acuario representan el tipo psicológico cambiante, es decir, el que necesita constante renovación y desapego de la estabilidad, a la que considera en muchos casos un estancamiento. Estos signos tienen la cualidad de dejar entrar en su vida todo aquello que tenga que ver con el progreso, la novedad, la superación de las limitaciones, el ensayo y el error, así como una evidente apertura hacia lo desconocido, en oposición al conservadurismo de los signos de Tierra y de Cáncer. La visión de que algo se está desgastando y de la necesidad de tener que reemplazarlo por algo más estimulante caracteriza también de manera positiva a estos nativos, a quienes les aterra la exclusión de posibilidades y la sensación de todo lo que se están perdiendo por haber elegido una sola y haberse comprometido con ella. Estos signos, en suma, regeneran el ambiente, insuflan aires nuevos, revitalizan y amenizan su entorno, aportando la chispa que evita la repetición constante de las mismas cosas y los mismo patrones de conducta, tanto propio como ajenos.
La parte negativa de estos signos es su reticencia a comprender que los límites son necesarios, que una idea no siempre puede tener una vehiculización práctica o concreta, que las posibilidades son demasiado amplias para concretarlas en la existencia, por lo que pueden tender a desarraigarse permanentemente de todo aquello que han cristalizado en su vida. El compromiso, sea del ámbito que sea, es una de las asignaturas pendientes, porque implica la viviencia de la continuidad y de la repetición, así como el encapsulamiento en formas estáticas (ya sea en el matrimonio, en el trabajo, amistades, etc.)que se perciben como limitantes y, por ello, frustrantes. En ocasiones, pueden desoir a su propio cuerpo, y excederse físicamente, porque a nivel inconsciente, el cuerpo es otra forma de limitación y prefieren no tenerlo muy en cuenta, hasta que alguna lesión o algún problema de salud les recuerda que no son inmortales. Muchas veces, el exceso de soberbia pasa factura a estos signos, haciéndoles ver la cruda realidad en forma de "caídas" simbólicas desde un altísimo pedestal al que se han subido. Cambiar por cambiar no siempre es la salida a la privación de libertad física o psíquica: hacer lugar al cambio dentro de una estabilidad determinada, obedeciendo al padre interno que todos albergamos, aporta una forma de equilibrio al conflicto entre renovación o asentamiento, clave en la vida de estas personas.
Por su parte, Libra, el otro signo de Aire que no he mencionado, es menos cambiante que Géminis y Acuario, debido a su necesidad de equilibrio y de encuentro con el complementario (en general, la pareja). Escorpio, signo de Agua, puede de alguna forma vincularse al principio del cambio, aunque suele tardar mucho más que Aries, Sagitario, Géminis o Acuario, debido a su fuerte necesidad de vínculo emocional. Tarde o temprano, Escorpio puede sentir la necesidad de transformar radicalmente su vida para hacer lugar a algo nuevo.
Las personas que no sean de ninguno de estos signos deberán ver si en su carta el Ascendente o la Luna figuran en alguno de estos signos (sobre todo en Géminis, Aries, Sagitario o Acuario) ver también los aspectos que guardan entre sí Marte, Urano, Júpiter y Mercurio. Una persona de Agua, Cáncer por ejemplo, con un Mercurio vinculado con muchos planetas, y en especial con Urano o Júpiter, puede vivir una tensión psicológica importante entre su necesidad de cambio y la de estabilidad y apego a lo conocidO