La mitología celta es una de las más ricas y llenas de relatos fantásticos, que han servido para forjar las tradiciones y costumbres de la región de la actual Gran Bretaña, y de ella hemos recogido los relatos más asombrosos que narran las grandes historias de sus divinidades.
Y cuando hablamos de ellas, ciertamente que debemos hacer mención a la principal de todas, Dana, conocida así por los celtas irlandeses y por los de la Isla de Man, mientras que los escoceses la llamaban Danu, los galeses y britanos la conocían como Dón y los de la Bretaña Armoricana se referían a ella como Ana. Pero lo cierto es que estaban mencionando a la misma deidad.
Se sabe que Dana es la más antigua de todas sus divinidades, y por ello, considerada como la gestora de los Tuatha Dé Danann, es decir, todos los dioses y deidades celtas de su mitología, los mismos que llegaron a Irlanda sin ella, y cada uno con distintas facultades y dones con los que se mostraban superiores entre los mortales.
Al parecer, el significado de su nombre en druida sería justamente Diosa Madre o reina –partiendo del término Anu o Ana-, y que ha servido desde hace siglos para identificar a la mayor de sus adoraciones. Según cuentan las leyendas, el Danubio toma su nombre a partir de ella, ya que es aquí en donde se supone que dio comienzo la expansión de los celtas.
Actualmente, en el condado de Kerry, en Irlanda, aún se le respeta y se le venera, y es que justo aquí es donde se encuentran las dos montañas conocidas como “Los pezones de Anu”, los mismos que tienen la forma de dos pechos femeninos.
Asimilada con la Luna y regente de las mareas en el mundo, los druidas solicitaban de ella su permiso para encomendar las almas de los muertos. La mitología cuenta que Dana se unió con un dios del inframundo, llamado Bilé, y que esta relación dio como fruto a los primeros hombres de la Tierra.