A veces el estrés y malestar no provienen de la acumulación de trabajo, sino de un ambiente cargado por la vibra de personas que no tienen los mejores sentimientos hacia nosotros. Esto suele ocurrir cuando avanzamos en nuestro progreso o tenemos algo que desean los otros, desarrollando una envidia que sigue en aumento hasta afectar nuestro ánimo, sobre todo si somos muy sensibles.
Los envidiosos no siempre hacen “Pactos con el Diablo”, pero basta ver sus gestos y escucharlos hablar para que empecemos a sentirnos mal. El mejor antídoto contra sus celos y resentimiento es demostrarles una autoestima de hierro, además de usar una protección secreta para bloquear su energía negativa.
Antes de realizar un conjuro anti-envidia necesitamos purificarnos mental y físicamente. Tomemos un baño con aceites esenciales o simplemente con agua tibia y luego perfumemos nuestro cuerpo con pino silvestre, jazmín o gotas de zumo de limón.
Vistamos ropa de color claro y eliminemos del ambiente el humo de cigarro, el polvo y cualquier olor nauseabundo. Si tenemos creencias religiosas, oremos al santo al que le tengamos más fe. De lo contrario, solo tratemos de concentrarnos en los buenos recuerdos. Y para mayor protección podemos llevar una ramita de ruda en el bolsillo o ponerla dentro de una bolsita cerca del corazón.
El conjuro empieza colocándonos delante de un objeto que nos haya entregado la persona que nos envidia o que sea de su propiedad. Luego hay que encomendarse a Dios y repetir la siguiente frase: “Busco refugio en el señor, del amanecer del mal de la oscuridad cuando es intensa y del mal de brujería maligna y del mal del envidioso cuando envidia”.
La protección del conjuro anti-envidia se hace más fuerte con la combinación de incienso Siete Poderes, que consta de una varilla de jazmín, almizcle, benjuí, mirra, nardo, sándalo y romero, respectivamente, encendidas una inmediatamente después de la otra o todas en simultáneo. Reserven un tiempo especial para hacerlo en la comodidad de casa y también servirá para evitar que la maldad penetre en su hogar.