Paz, Señor, soy uno de los mortales, que tal vez ande mas oscurecido en mi camino; por consiguiente, podre ser guiado y no guiar. Pero de tu grandes todo se espera, quiero como pan de mi hogar la paz, como de los problemas la paz, como de los tiranos y enemigos la paz, que en nuestros cerebros brille y que agrupados todos, bebamos en la misma fuente, para que restablecidos, nuestros espíritus solo la paz, tranquilidad y armonía, podamos transportar al mundo de lo bello.
¡Oh! Paz sagrada que huyes de nuestros corazones con el peso de nuestras culpas, no nos abandones, sabemos que el espíritu de Dios es el espíritu de paz.
Cúbrenos con el velo de tu gracia y el resplandor de tu magnificencia, gloria a Dios en las alturas y PAZ entre los hombres de buena voluntad.