Muchas veces queremos alcanzar algo, o sentimos que nos falta cierta cosa para ser felices, pero no tenemos la idea exacta del objetivo que buscamos. Enunciamos nuestro propósito vagamente, tenemos dudas internas… Así, ¿cómo vamos a transitar el camino que nos llevará a concretar nuestro deseo?
Es esencial tener un objetivo claro (¿adónde queremos llegar?) y saber qué resultado queremos obtener. Al preguntarle a las personas su objetivo de vida, muchas veces contestan: “Quiero ser feliz”. Aunque es una frase bien optimista, también es imprecisa. ¿Qué te hará un ser feliz? ¿Cuándo sabrás que has logrado lo que deseas? Precisamos definir en detalle la meta a alcanzar.
Otra pregunta clave es: ¿para qué necesitas lo que estás buscando? ¿Qué te aportará? ¿Qué obtendrás de ello? Piensa si lo que deseas está en sintonía con tu manera de pensar y tus creencias, ya que si realmente lo está tendrás el camino completamente allanado. Muchas veces, las dificultades que se presentan radican en la incongruencia de lo que decimos querer con lo que realmente pensamos, nuestros valores y creencias.
El objetivo debe formularse en términos positivos. Ya dijo Sigmund Freud que no existen negaciones en los procesos primarios, porque las negaciones no pueden ser captadas por los sentidos ni dar lugar a representaciones mentales. Cuando utilizamos una negación, por ejemplo, en la frase “no quiero discutir así con mi pareja”, elaboramos una idea de lo que estamos negando, por lo que llega a formar parte del objetivo perseguido. Además, esta expresión es demasiado vaga como para darnos cuenta del momento en que lleguemos. La formulación debería ser algo así: “quiero que charlemos amigablemente cada vez que tenemos ideas diferentes”, por ejemplo.
Tampoco es conveniente emplear comparaciones del tenor de “quiero tener más dinero”. Nuevamente, como objetivo es muy difuso, y dificultará en el futuro chequear si se ha arribado a la meta propuesta. ¿Más dinero que cuándo? ¿Cuánto es tener más dinero? La formulación debe ser clara y concreta: “El año que viene quisiera ganar XX $”, así empezaremos a pensar en las maneras de acercarnos a este fin de manera realista.
Una vez definida claramente la meta que deseas alcanzar, ¡adelante! Estás listo (o lista) para dar los primeros pasos hacia ella. Decide la primera acción a realizar. Aunque sea pequeña, comenzará a encaminarte hacia este fin. Según los resultados de la primera acción, decidirás la segunda, y luego las restantes.
Por último, imagínate en alguna situación en especial en la que te veas con tu objetivo cumplido, y quédate disfrutando esta situación placentera durante unos minutos. Nota cómo te ves, te escuchas y te sientes en este momento. Relájate y observa cómo eres tú quien está dentro de esta situación, con tu objetivo cumplido. Graba esta imagen dentro de ti, date cuneta que es bien posible que suceda, ¡y ten la seguridad que hoy es el comienzo del camino que te llevará a que tu objetivo se transforme en una realidad!