La equinácea es la planta protectora de nuestro sistema de defensas por excelencia. Ejerce un claro efecto profiláctico, al aumentar nuestras defensas, activa la formación de leucocitos, e impide que la infección vírica o bacteriana se desarrolle.
Descripción:
Esta planta se cree originaria de América del Norte, y debido a sus propiedades inmunoestimulantes ha sido objeto de multitud de estudios. Se recolecta toda la planta, aunque la parte preferida y la más interesante es la raíz. Se seleccionan los ejemplares que están en floración y se dejan secar a la sombra.
Propiedades:
Es una planta protectora del sistema inmunitario, aumenta las defensas contra el ataque de virus y bacterias y evita que sucumbamos fácilmente a los resfriados, gripe u otras infecciones. También tiene otras propiedades: antiinflamatoria, cicatrizante, digestiva y colerética.
Indicaciones:
Su aplicación más común es como remedio preventivo frente a afecciones de las vías respiratorias, desde el resfriado común hasta la gripe y otros procesos infecciosos del tracto respiratorio (bronquitis, laringitis, faringitis, sinusitis, otitis, amigdalitis).
Contraindicaciones o precauciones:
Puede provocar aumento de la secreción de saliva. Se debe procurar evitar un consumo demasiado prolongado.
Plantas con las que combina:
Tomillo, manzanilla, menta, anís, llantén mayor, malvavisco, hipérico, lúpulo, eleuterococo, saúco, romero, salvia, regaliz, caléndula, genciana…
Diferentes presentaciones:
Infusión, decocción, jarabe, gotas, pastillas, tintura, pomada cicatrizante