Cuando se acompaña a la gente en el camino de la vida,
cuesta arriba o cuesta abajo,
en una senda a veces derecha, a veces torcida,
cuando uno presta oidos a sus cuitas desgarradoras ,
nacen en ese camino palabras como flores.
Se pueden plantar y se pueden arrancar.
Y uno trae esas palabras consigo, y se las lleva a casa
...y se quedan a vivir en el corazón.