Estamos atrapados en un entorno que clama constantemente nuestra atención. La calma y la paz han desaparecido de nuestra sociedad. Es hora de aprender y descubrir el más puro y llano silencio.
Vivimos en un constante y frenético ritmo de vida. Tenemos la errónea idea de que si hacemos un alto en este frenético ritmo, nuestras vidas caerán desplomadas. Esta es la sensación dominante de nuestra sociedad marcada por una incesante velocidad y el miedo perpetuo a ser rechazado o a perdernos algo importante, olvidándonos que podemos vivir a otro ritmo, más saludable y más sostenible.
Desde hace milenios han existido filosofías que predican la paciencia y armonía contigo mismo y con tu entorno. Tenemos que aprender de nuevo a crear espacios en nuestras vidas para respirar, reflexionar, observar nuestro alrededor y mirar con perspectivas.
En la cacofonía de nuestras vidas modernas, el silencio resuena por su ausencia, el silencio ha pasado ha ser una singularidad escurridiza, en ocasiones cuando se hace el silencio nos puede parecer incluso sobrenatural, ya no estamos acostumbrados a él, hablamos incluso de silencios incómodos ante cualquier pausa en una conversación, que enseguida nos apresuramos a rellenar, pero lo cierto es que el silencio no es ni mucho menos sinónimo de vacío e incomodidad, sino todo lo contrario, es lo que nos completa porque crea un espacio para observar lo que nos fluye de dentro, nos permite observar nuestra vida, descubrirnos a nosotros mismos y observar nuestros sueños esperanzas motivaciones y deseos.
Tenemos la falsa idea de que cuanto más hagamos más lejos vamos a llegar, pero no nos preguntamos ¿Qué pasa si hacemos menos?¿Qué pasaría si en lugar de actuar constantemente abrazáramos la inacción?
Actuando pausada y conscientemente, sin importanos lo que se interponga en nuestro camino, cultivando la paz y la tranquilidad adoptándola como estado mental, en lugar de dejarnos llevar por la agitación y equilibrando nuestro cuerpo y nuestra mente.
Puede que nos cueste tiempo acostumbranos a deshacernos de nuestros viejos hábitos; no es necesario replantearse una nueva vida, lo único que necesitas para encontrar tu paz interior es ir dando poco a poco pasos en la dirección correcta. Aprende a darle la bienvenida a cada nuevo día, siente como con cada respiración tu pecho se eleva y desciende, siente tu piel, aprende a no juzgar ni analizar, acepta disfruta y limitate a ser, al hacerlo conectas con tu yo interior. Estas pequeñas rutinas nos permiten dejar espacio mental suficiente para desestresarnos.
Aprender a relajarse, liberándose de las presiones externas e internas, nos proporciona un mejor descanso y, al estar descansado, puedes sentir como la paz y la calma interior fluyen de una manera más natural. Toda práctica de relajacion parte de la respiración, la respiración es la esencia de la vida. Inhalamos y exhalamos incontables veces a lo largo del día sin ni siquiera pensar en ello, pese a ser uno de los procesos vitales más importantes.
Tomar consciencia de nuestra respiración nos permite crear nuestro refugio interior. La ciencia esta empezando a entender los beneficios reales de esta práctica. Asimismo, hay estudios que demuestran como los ejercicios de respiración ayudan a paliar el estres, aumentan nuestra atención y estimulan el sistema inmunológico. La respiración tiene un efecto mágico en la mente por lo que dominar las técnicas de respiración permiten modificar la respuesta del sistema nervioso autónomo, en control de procesos inconscientes como el ritmo cardíaco, la digestión, etc. Una respiración lenta y constante calma el sistema nervioso simpático y activa el sistema nervioso parasimpático enviando un mensaje al cerebro
Josefina Candela Escudero