La dependencia emocional tóxica y mal entendida puede llevar a sostener relaciones desequilibradas y de mucho sufrimiento ante el temor a la separación. Se necesita mucha madurez y diálogo para poder poner freno a este comportamiento tóxico a tiempo.
Es importante aclarar que un amor puro y bueno es dependiente, en el sentido de que la felicidad de uno depende del otro y es fruto de una entrega incondicional, en la que cada uno pasa a ser “del otro” sin perder su equilibrio emocional y su libertad interior.
Esta descripción no encaja con los signos más comunes de una insana dependencia emocional donde la relación está marcada por los reclamos, la necesidad de consejo y aprobación permanente, la falta de disfrute juntos, una fuerte presión para hacer lo que el otro quiere, el aislamiento y el miedo a la soledad.
Los reclamos se convierten en una rutina : En este tipo de una relación dependiente se reclama una presencia que el otro no puede satisfacer y viceversa, provocando conflictos permanentes llegando incluso a extremos de discusión y violencia.
Se requiere consejo permanente : Para tomar cualquier decisión de la vida cotidiana, la persona que sufre esta dependencia necesita la aprobación del otro de forma imperativa y urgente porque carece de confianza en sí mismo y en sus propias capacidades. Tiene que calificar sus opiniones antes de compartirlas, no puede hablar libremente e incluso se avergüenza de sus gustos.
No se es feliz en los tiempos compartidos: Esto parece obvio, pero cuando hay una dependencia emocional tóxica la persona no disfruta la mayor parte del tiempo que pasa con el otro. Aún así, siente que debería quedarse tal como está porque está “destinado” a estar con esa persona.
Hay presión para hacer algo que el otro quiere: Sea la vivencia de la sexualidad en la intimidad o la vida social en los diferentes aspectos de la vida, la persona siente que tiene que fingir constantemente que quiere hacer algo para mantenerse en armonía sin poder expresar lo que realmente quiere o le gusta.
No se puede concebir la soledad: El tener un amor saludable implica que las personas sean capaces de pasar tiempo solos. Cuando existe una dependencia emocional tóxica, se trata de evitar la soledad a toda costa. Hay miedo a una posible ruptura más que perder al ser amado.
Los miedos superan el amor : Es completamente normal sentir celos de vez en cuando o preocuparse por que algo salga mal, pero en una relación saludable lo positivo lo supera ampliamente. En una relación tóxica, hay mucho más “miedo a la pérdida” que cualquier otra cosa y la frase que perdura es “no puedo dejarlo, lo amo demasiado” o “me desespera pensar que no esté conmigo”.
Se dejan de lado aspectos importantes de la vida : En una relación de dependencia no hay un compromiso con la vida, sino que por estar en una relación uno se aísla más. El amor abre caminos, genera lazos, pero la dependencia cierra a la persona retirándose hasta dejar de hacer muchas cosas que antes hacía, alejándose de familiares, amigos o actividades que le gustan.