Todos, en algún momento de la vida,
hemos resultado tóxicos para otros. La razón de ello es que somos entes individuales y por tanto poseemos diferentes personalidades. Algunas veces nuestra personalidad diferirá bastante de la de otra persona. Si nos aferramos a ciertas actitudes podemos terminar convirtiéndonos en fuente de displacer constante para ella.
La buena noticia es que este tipo de comportamiento puede
controlarse. En este sentido, soy un convencido de que
las personas no cambiamos, sino que nos controlamos. Este control puede verse como
cambio. Algunos individuos son capaces de ejercer control sobre actitudes no convenientes para ellos y los demás (violencia, infidelidad, celos, etc.). Pero si en algún momento, las circunstancias confluyen, esa actitud aparecerá de nuevo (teoría del queso gruyere).
La actitud de la persona tóxica puede ser controlada y eso es positivo
Para acceder a este control es absolutamente necesario dar el primer paso:
reconocer y aceptar que soy una persona tóxica para los demás. Y esta es la parte más difícil porque aquí entra el compañero inseparable de la personalidad nociva:
el ego
Mediante el ego, la persona se reconoce a sí misma (Yo) y toma conciencia de su identidad.
El ego nos ayuda a separarnos del resto de las personas, al menos en nuestro interior.
También es importante hacer alusión a la utilización coloquial de ego, que se refiere a
jactancioso, egoísta y por tanto desagradable.Entre ambas definiciones, se oculta el corazón del ego inmerso en la personalidad tóxica: la
inseguridad.
Por medio del ego, las personas toman conciencia de sí mismas y eso es sumamente importante y beneficioso. Sin embargo también puede ocurrir que
se convierta en un refugio en el cual el individuo proteja sus inseguridades. Y créeme que las va a defender a capa y espada. Aquí, cuando ocurre esto, es que se gesta la personalidad tóxica.
La idea subyacente en lo anterior es: “Me ha costado mucho trabajo ocultar los monstruos que me asusta. Bajo ninguna circunstancia permitiré que alguien me los haga traer a la superficie. Antes haré lo que sea para que eso no ocurra”.
Y lo hará en contra de quien sea. Si esta persona se da cuenta que alguien quiere acceder a esa instancia,
reaccionará violentamente. Por eso es tan difícil comenzar a dar el primer paso: aceptar que tengo una
personalidad tóxica.Pero supongamos que ya lo has hecho. Has decicido transitar el camino que te llevará a la superación de tu actitud tóxica. ¿De qué forma puedes establecer que eres una persona con estas características?
¿Cómo identifico si soy una persona tóxica?
Siempre se presentan señales que nos avisan de la posibilidad de ser una personalidad tendiente a la toxicidad. Estos signos los podemos leer con suma facilidad en los demás pero hacerlo en nosotros mismos es otro boleto.
A continuación te daré solamente cinco de estas señales (aunque hay muchas más). Por favor recuerda que estos puntos
son referenciales y no determinantes. Esto quiere decir que mientras más señales se presenten en ti, más posibilidades hay de que te digan algo. Si solamente tienes uno, tal vez sólo seas caprichoso o vanidosa.
1. Siento constantemente que la vida es “mala” o “injusta” conmigo
Detrás de una persona tóxica se oculta el ego antes mencionado. Tienes la
creencia de que te mereces sólo lo mejor. Sin embargo, olvidas que la vida se trata de subidas o bajadas. La aceptación a unas u otras es lo que nos permite vivirla adecuadamente.
2. Cuando alguien me da una opinión, en automático la impido, la rechazo o me la tomo como agresión
Esta actitud enmascara la seguridad mermada en la persona. Tiene que encontrar rápidamente una defensa en contra de lo que siente como un peligro. Esto significa que percibe las opiniones del otro como negativas. Y esto se traduce en
desvalorización, resentimiento o abierta belicosidad. 3. Cuando alguien tiene éxito soy incapaz de reconocer su mérito
Cuando ocurre que alguien ha logrado obtener algo por lo que luchó, minimizas ese éxito achacándolo a la suerte. O para ponerlo en dos palabras: sientes
envidia. (Esta será una de las más difíciles de aceptar y asumir por la persona tóxica).
4. Establecerte en el papel de víctima
Este punto se resume en algo como: “
Yo no tengo la culpa de mis problemas”. Siempre es el otro el que por alguna razón afecta tu propia vida.
La persona tóxica es incapaz de pararse en la responsabilidad de sus propias acciones. Siempre es más fácil encontrar excusas o culpables externos.
5. Llegar a las agresiones verbales y/o físicas
Esta es
la señal número uno de que estás desplegando una toxicidad y virulencia letal. El primer derecho inalienable de cualquier ser humano, es el
derecho a mantener su propia integridad a buen resguardo. Cuando alguien, en este caso tú, rompe ese principio, es que algo está terriblemente pervertido.
Usa tu sentido común al decidir si estos puntos realmente se adecuan a tu situación. Es muy importante que si ha sido así, tomes cartas en el asunto. Si te has percatado gracias a este ejercicio, los demás a tu alrededor también lo perciben
¿Te has preguntado por qué tus relaciones fracasan? ¿Por qué la gente no se lo pasa bien contigo? ¿Tiendes a terminar en conflicto con los demás? ¿Por qué no estás siendo feliz? Bueno, tal vez esto te acerque un poco a las respuestas.
Mi recomendación es que si crees que eres una persona tóxica busques
ayuda profesional. De esta manera podrás ser guiado en el camino que requiere salir de este tipo de actitudes. Si has aceptado y asumido que puedes tener una personalidad tóxica es momento de hacer algo al respecto. Deja de buscar excusas.