La dieta de la felicidad

La alimentación sí da la felicidad. Te levanta el ánimo, influye en la salud física y mental y, en definitiva, te hace sentir mejor. “Muchos investigadores trabajan en la conexión entre nutrición y estado de ánimo. Los estudios indican que es importante prestar atención a los alimentos que comemos cada día, que mejoran y estabilizan nuestro humor”. Son palabras de Juan de Dios Molina Martín, especialista en psiquiatría.

Partiendo de esta premisa, el sociólogo y escritor Miguel Ángel Almodóvar ha elaborado, junto con 16 grandes chefs, el libro “Mood food: la cocina de la felicidad” (Ed. Oberon), en el que detallan platos que pueden contribuir a mejorar el proceso cerebral de percibir y sentir, a mantener un buen estado de ánimo, a controlar la ansiedad y el estrés, a evitar la melancolía, a alejar el peligro de la depresión y a ser más feliz. “Existe un amplio conjunto de alimentos que contienen sustancias, como aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas o alcaloides, capaces de activar la producción de neurotransmisores cerebrales, como la serotonina o las endorfinas, relacionadas con el placer, la felicidad o el buen humor”, asegura Almodóvar.



Dime de qué careces...

Lo más importante es conocer qué virtudes tiene cada alimento, cómo actúa en nuestro organismo y consumirlo en función de sus propiedades y de nuestro estado de ánimo. El nutricionista Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, nos pone un ejemplo sencillo pero clarificador: “Si uno está cansado por la mañana y se toma un café, seguro que notará un subidón, es el resultado de un elemento alimenticio que ha generado un aumento de la serotonina, de la epinefrina... Sin embargo, si estás enfadado y te tomas ese mismo café, el resultado será un desastre, porque te acelera en exceso. Todos los nutrientes influyen: calcio, magnesio, ácido fólico, vitamina C, triptófano...”. Una alimentación desequilibrada puede producir carencias de vitaminas o minerales que se reflejan en sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, cansancio, falta de atención... Por eso es importante conocer qué elementos necesitamos. “Si a alguien le falta magnesio puede ser más irritable, por ejemplo”, asegura Javier Aranceta. Habrá que ponerle remedio compensando nuestro menú con cacao, almendras o garbanzos, por ejemplo.



¡Arriba ese ánimo!

Está comprobado que ciertos alimentos pueden ayudarnos a paliar los efectos de la depresión, que afecta a 350 millones de personas en todo el mundo. Hay productos que aportan una sensación placentera, como el chocolate negro, que proporciona teobromina, una sustancia que activa los neurotransmisores relacionados con el placer; otros, como los plátanos, contienen una cantidad extra de triptófano, que ayuda a sintetizar la serotonina que potencia la sensación de bienestar; el pavo, el pollo, el pescado azul, los huevos, el tofu... actúan de manera similar. El profesor Juan de Dios Molina Martín confirma que los alimentos ricos en magnesio “como las nueces, legumbres y verduras, o los plátanos y el germen de trigo, por ejemplo, se podrían considerar antidepresivos naturales. Sin embargo, aunque la dieta previene y mejora, ante un cuadro depresivo clínico siempre se debe consultar al médico especialista”.


Para que no te irrites

¿Estás de mal humor con frecuencia? Revisa tu alimentación porque es probable que detectes un exceso de estos alimentos: alcohol, bebidas excitantes, comidas con muchas grasas y productos procesados... Sobrecargar el organismo con excitantes en detrimento de otros nutrientes puede provocarnos irritabilidad. Juan de Dios Molina Martín explica que “una parte de la ansiedad que experimentamos puede ser debida al consumo de distintos estimulantes, así como al exceso de sal. Por otro lado, hay dietas en las que se suprimen alimentos ricos en vitaminas y minerales (como la vitamina B1 ,B5, B6, B12, el calcio, magnesio zinc o la colina), que son necesarios para la memoria y una correcta función cerebral, y su déficit también favorece la irritabilidad y la ansiedad.

La sal aumenta la presión arterial y acelera el ritmo sanguíneo, además de disminuir la disponibilidad de potasio en el organismo, que es esencial para el correcto funcionamiento del sistema nervioso central. Por último, el glutamato de monosodio, un aditivo para realzar sabores, puede tener un fuerte efecto irritativo sobre el sistema nervioso, que se puede acompañar de cefaleas y otros síntomas físicos”. ¿Cómo lo contrarrestamos? El salmón es rico en L-lisina, un aminoácido que ayuda a mejorar los estados de ansiedad. El tomate y los garbanzos contienen fenilalanina, implicada en la sensación de bienestar y en el ánimo y que reduce la velocidad de descomposición de las endorfinas que ayudan a mitigar el dolor y a prolongar el buen humor. El aguacate y la piña natural también son grandes aliados.


¿Y si estoy a dieta?

Puede que te estés preguntando si el “mood food” y la pérdida de peso son compatibles. O lo que es lo mismo, si lo son la dieta y la felicidad. Miguel Ángel Almodóvar no tiene dudas: “Perfectamente. La mayoría de los productos “mood food” son escasamente calóricos; y los que lo son, pueden consumirse al principio de la jornada, cuando es más fácil convertirlos en energía que se vaya gastando progresivamente, sin que el organismo se vea obligado a almacenarla en forma de grasa”. El experto en nutrición Javier Aranceta está de acuerdo: “La dieta de la felicidad implica comer mejor, no es restrictiva, es compatible con la pérdida de peso porque es una comida equilibrada y rica en frutas y verduras. Una mujer que come de todo y que se mueve y hace ejercicio perderá peso. El deporte genera también endorfinas... La fórmula es sencilla: dieta, con unos alimentos clave, sumada al movimiento es igual a felicidad”. 




Y  no nos olvidemos....

Muy bueno! Me encanta la imagen!!