Hay momentos en los que nos sentimos abrumados porque notamos que tenemos un gran peso sobre nuestros hombros, o porque nos vemos inmersos en muchas cosas a la vez y nos parece que no podemos manejarlas a todas. Es que solemos perdernos en los vericuetos de cosas que, en realidad, son secundarias y perdemos foco acerca de lo que verdaderamente tiene un sentido especial para nosotros.
Lo mejor, en estos casos, es establecer prioridades.
Así, el panorama se aclara y tenemos la posibilidad de hacer un mejor uso de nuestra energía.
Entonces, si estás en una de estas situaciones que tanto estrés provocan, piensa detenidamente en tus prioridades. De ser posible, haz una lista, por escrito. Incluye temas tales como: familia, amigos, pareja, salud, hijos, profesión, vivienda, estudios y, también, cualquier otro tema que te esté perturbando (por ejemplo, una situación tensa con tu jefe o tu vecino).
Ahora, pon los elementos de esta lista en orden de importancia. ¿Qué es lo más prioritario para ti? ¿Cómo te sientes con respecto a estos aspectos? ¿A qué le estás prestando demasiada atención y, en realidad, ha quedado relegado porque has logrado plenitud en otras áreas mucho más esenciales en tu vida?
Tener las prioridades bien en claro te permitirá enfocarte y disfrutar lo que consideras básico para ti, y minimizar todo aquello que esté en segundo plano. También, podrás darte cuenta que hay muchas áreas de tu vida en la que estás en equilibrio, y de este modo utilizarás mejor tu energía para solucionar todo lo que tiende a sacarte de este equilibrio.
¿Has hecho la lista de prioridades? ¿Qué has descubierto?