Las relaciones amorosas suelen ser complejas, desde las más sencillas hasta las más engorrosas, por donde se vea y como se vea, las que se asignan a la tarea de ser liberales, permisivas y extremadamente tolerantes, hasta aquellas que asfixian y se vuelven agobiantes, como sea, conseguir el equilibrio en cualquier relación lleva su tiempo, espacio y dedicación, de no pasar por estos procesos, probablemente se resquebrajará ante la primera careta caída.
Ocurre que durante estos recorridos, es común sentirse desatendido, muchas veces sentimos que ya no somos prioridad, que nuestros espacios y tiempos de dedicación, cada vez son menos y de menor calidad, comenzamos a dar vueltas a nuestros pensamientos y de allí surgen las quejas constantes que peligrosamente pueden llegar a hacerse permanentes.
De alguna manera, solemos olvidar que este proceso de pareja es, indudablemente, de dos personas, dos corazones intentando bailar al mismo son, ser tolerantes, agraciados y además mantener esa llama de atracción viva, tareas bastante complicadas de satisfacer plenamente, al menos al mismo tiempo, sin embargo, podemos de alguna manera superar cada fase, pero para ello debemos ser comunicativos, sinceros y bastante atrevidos, capaces de decir sin espera, lo que estamos sintiendo, tanto para bien como para mal.
Las relaciones amorosas son como los niños, hay que ir guiándolos, orientando y corrigiendo, esto no significa que lo que hicieron se irá para siempre, solo significa que conocemos una cosa más que son capaces de hacer, por lo que debemos sacar ventaja, jamás cansarnos de ser comunicativos.
Lo mismo ocurre con las relaciones amorosas, pasaremos muchas fases y es un gran error el esperar sentirnos abandonados para poder capaces de expresarlo a nuestra pareja, comenzamos por sentir una menor atención, que de alguna manera se va agravando ante nuestro silencio, no por intención, más bien por descuido, comienzan las quejas, los malos humores y las reacciones impulsivas, y todo obedece a ese preciso instante de falta de atención que no fuimos capaces de manifestar.
Esperamos entonces sentirnos abandonados, saturarnos de quejas y lamentos, pintarnos miles de historias en nuestra mente, comentarlo y confundirnos, para llorar amargamente nuestra falta de entendimiento y de seguro, la falta de entendimiento de la otra persona, que además se irá haciendo su propio esquema de lo que está ocurriendo.
¿Por qué solemos caer en estas situaciones? ¿por qué siempre es con quien amamos, a quienes menos nos dirigimos en primera instancia?…por comodidad, temor a dañar algo, a cambiar algo, desconfianza o simplemente pretender que nada ocurre, no podemos hacer a un lado lo que sentimos por mantener algo, pues esto será una gotera que se irá filtrando poco a poco en la relación.
Expresa tu sentir cuando te sientas desatendido, tienes la potestad de detenerlo a tiempo o de esperar el abandono, cuando por lo general se hace bastante tarde…