“Hay malas palabras psicológicas que nunca deberías usar porque te llevan de un extremo al otro de la realidad y producen distorsión de la información. Son malas palabras porque te generen estrés, angustia y malestar. Evita usar en tu vocabulario y en tu mente palabras como: “nunca”, “todo”, “siempre” y “nada”. Cada una de ellas te alejará de los puntos medios, impedirán que tu pensamiento fluya de manera razonada y razonable” – Walter Riso
Hemos leído innumerables artículos, ensayos e investigaciones sobre el poder maravilloso de la palabra. Incluso escritores y personas que trabajan en el ámbito del crecimiento personal, han demostrado que a través de la palabra se puede edificar o destruir una vida entera.
Podría mencionar a Jocelyne Ramniceanu, autora venezolana del libro basado en la filosofía y técnica de crecimiento personal Ho’oponopono: Palabras Mágicas, donde nos enseña a activar nuestro verbo a través de palabras claves y sencillas: Te amo y gracias, ocurren pequeños grandes milagros. Y no es cuestión de magia, de truco o de creer en ello o no, ni siquiera tiene que ver con esta nueva boga de “La ley de atracción; sino que es sencillamente ser congruente: Si lo pienso, lo siento, lo digo y lo hago (Taller sobre asertividad, Vanessa Verano 2011)
En Programación Neurolingüística, la palabra es poderosa, es grandeza, es sabio recurso que debemos entender a manejarlo, no dominarlo ni controlarlo, sino estar consciente de su contenido, contexto y así ser coherentes al hablar y expresar realmente lo que deseamos.
En la mayoría de las situaciones, lo que decimos se malinterpreta, y eso ya, en algunos casos, no depende de lo que se diga sino de quien lo oiga y lo interprete, es decir, que dependerá de la percepción del receptor de la intención del emisor y del mensaje real de lo que emitimos.
Empezar a usar un lenguaje positivo, no significa que dejaremos de ver la realidad desde una objetiva percepción, sino que, evitaremos que nos afecte más de lo normal, en el caso de que no esté en nuestras manos modificarla, mejorarla o resolverla.
El uso del NO debe ser realmente congruente con lo que pienso, siento y digo: si mi cuerpo entero rechaza alguna acción o frase, es mi derecho decirlo y manifestarlo, respetando siempre la ecología (no dañar a terceros) del entorno.
El maravilloso mundo de nuestra palabra, nuestra lingüística es amplio y de ello depende que nos entendamos o nos matemos… con palabras
Fuente: junioseis.blogspot.com/search/label/Ho%27oponopono