Salud y enfermedad….es un tema que se presenta en las vidas de todas las personas tarde o temprano.
Primero quiero contarles algo acerca del fenómeno enfermedad, acerca de lo que realmente significa.
Todas las enfermedades tienen un origen espiritual.
Quisiera explicarles esto haciendo una distinción entre los diferentes cuerpos que ustedes tienen. Además del cuerpo físico, visible a todos ustedes, también poseen un cuerpo emocional, un cuerpo mental y algo que ustedes pueden llamar un cuerpo espiritual.
La enfermedad comienza principalmente en el cuerpo emocional. Es desde aquí que ciertos bloqueos se establecen en el cuerpo físico, en el nivel material. Con frecuencia, las convicciones del cuerpo mental también contribuyen al desarrollo de bloqueos emocionales, y así a la generación de enfermedad. Estoy hablando de convicciones profundamente arraigadas o hábitos de pensamiento. A menudo, éstas son convicciones acerca de lo que está bien o mal con respecto a ustedes mismos.
Las críticas pueden literalmente crear un bloqueo en su sistema energético emocional. En esos lugares donde surge el bloqueo, donde a la energía emocional no se le permite fluir libremente, comienza a hacerse visible una energía oscura en el aura. Esta energía puede echar raíces en el cuerpo. Esto no tiene que ser así necesariamente, porque este proceso lleva mucho tiempo y hay suficientes oportunidades de volver las cosas a un equilibrio emocional, antes de que se despliegue la enfermedad (física).
Por lo tanto, no le teman a los bloqueos emocionales. Hay tiempo suficiente para solucionar el estado desequilibrado. Sin embargo, es posible que a un cierto punto ustedes no sean capaces de manejar este bloqueo correctamente, o incluso sentirlo. Tal vez el bloqueo pasa parcialmente desapercibido para ustedes y ustedes están muy inconscientes de él. Si ésta es la situación, los síntomas físicos en realidad les ayudan a entrar en contacto con el bloqueo.
De este modo, los síntomas físicos o el dolor son el lenguaje del alma. El alma anhela una completa comunicación entre todas sus partes. El alma se siente feliz cuando hay un flujo libre de energía y una continua renovación de todos los aspectos de sí misma. Los bloqueos impiden que la energía fluya libremente y eso deprime al alma.
Así la enfermedad cumple la función de un indicador: les muestra a ustedes dónde están necesitando sanación. Aunque la enfermedad parece ser negativa, en el sentido de que ustedes son perturbados por toda clase de síntomas y dolores, la clave es interpretar a la enfermedad como un indicador o guía. Al hacer esto, se vuelve fácil cooperar con la enfermedad en lugar de resistirse a ella.
Ya que frecuentemente la enfermedad representa una emoción atascada la cual está (parcialmente) más allá del alcance de su propio horizonte, no siempre es fácil comprender dónde están representados la enfermedad o los síntomas. A veces parece muy difícil descubrir lo que el alma trata de decirles a través de una enfermedad específica. Entonces, ustedes necesitan ir adentro y examinarse minuciosamente, en el sentido de volverse conscientes gradualmente de la clase de energía que se manifiesta en la enfermedad, la señal que ustedes obtienen de la enfermedad y qué es lo que trata de decirles.
Esta comprensión con frecuencia es obstruida por el hecho de que ustedes están tan atemorizados de estar enfermos. La primer reacción a la enfermedad a menudo es una de negación o de resistencia. Ustedes más bien quisieran que la enfermedad desaparezca tan pronto como sea posible, porque los atemoriza. A ustedes les asustan el deterioro, la imperfección, el caerse a pedazos, y finalmente la muerte.
Esta reacción de pánico es lamentable ya que los aparta a ustedes de una perspectiva más amplia en cuanto a la enfermedad. Ustedes podrían considerar a la enfermedad bajo otra luz. También podrían experimentarla como un mensajero de cambio, como un retorno a algo precioso que ustedes han perdido.
Para comprender la ‘función de indicador’ de la enfermedad, es muy importante decir ‘sí’ a los síntomas y dolores que pueden desplegarse dentro de su cuerpo. Al decir ‘sí’, al aceptar el estado de su cuerpo físico, ustedes realmente han resuelto la mitad del problema. Aquí el problema no es la enfermedad misma, sino aquello que ésta representa, el/los bloqueo(s) implícitos. Al volverse hacia la enfermedad y decir ‘sí’ con su corazón y con su alma, ustedes ya habrán solucionado una parte del bloqueo incluso sin saber precisamente qué es lo que la enfermedad quiere decirles.
Sin embargo, este ‘decir sí’, esta actitud básica de aceptación, no es fácil para ustedes. Ustedes pueden encontrar resistencia (emocional o mental) que hace que se mantengan diciendo ‘no’ – a veces sutilmente y a veces obstinadamente – a lo que su cuerpo les está indicando. Frecuentemente, el cuerpo da indicios específicos. Por ejemplo, les hace sentir que ustedes deben hacer una pausa, abandonar ciertas tareas, ser más amable con ustedes mismos, etcétera. Aunque ustedes aún no saben cómo interpretar sus enfermedades desde un nivel espiritual, ustedes ya pueden ver muchas de estas indicaciones particulares con bastante frecuencia.
Pero si ustedes ignoran este lenguaje del cuerpo y se mantienen resistiéndose a la enfermedad, es muy difícil llegar a la esencia espiritual y significado de la enfermedad. Hay mucha ira y temor rodeándola. Ustedes sólo logran la verdadera libertad interior enfrentándose cara a cara con su enfermedad, con su dolor y aflicción, y también con sus sentimientos de temor y aversión. Abrácenlos y luego pregúntenles calmadamente y neutralmente: ¿qué es lo que quieren decirme?
En su sociedad no está manifestado el ser íntimo con su propio cuerpo. Hablarle a su cuerpo como a un ser que merece amor y respeto no está considerado como algo natural. En su sociedad se les dan muchas imágenes idealizadas acerca de cómo debería lucir su cuerpo, de qué implica tener salud y buenas condiciones físicas, lo que se debe y lo que no se debe beber y comer. En breve, hay toda clase de normas y estándares en cuanto a cómo debería ser una vida larga y saludable.
Pero todas estas imágenes idealizadas no tienen relación con el camino del alma. El camino del alma es sumamente individual. Por lo tanto, se les pide que sintonicen con ustedes mismos de manera sumamente individual para hallar la verdad en cuanto a la enfermedad, síntomas o tensiones que ustedes llevan consigo. Se les pide que renuncien a todas las ideas del mundo externo y que vayan en busca de su propia verdad en lo profundo dentro de ustedes.
Este es un gran desafío para ustedes, porque el temor y pánico que los apresa en caso de enfermedad, hacen que se desvíen fácilmente hacia las autoridades fuera de ustedes. Comienzan a ir en busca de autoridades externas que puedan aconsejarles y confortarles. Estas podrían ser un médico o un experto en tratamientos alternativos; esto básicamente no hace ninguna diferencia. La clave es que con el miedo ustedes en ese momento resignan su propia responsabilidad y la ceden a algún otro.
Por supuesto, que no hay nada malo en escuchar los consejos de un experto y muy a menudo esto es muy sensible. Pero luego es importante llevar este conocimiento adentro y sopesarlo con su propio corazón. Estimen el valor de este conocimiento. Sólo ustedes son los jefes, los maestros de su propio cuerpo, de su propia vida. Sólo ustedes, ustedes mismos, saben qué es lo mejor para su propio cuerpo. En el sentido más profundo de la palabra, ustedes son los creadores de su propio cuerpo.
Recobrar la intimidad con su propio cuerpo requiere práctica, no es algo evidente. No se resignen a esto tan fácilmente. Cuando estén tratando con tensiones persistentes o síntomas, traten de examinarlos nuevamente. Tómense un momento para relajarse y luego viajen con una consciencia neutral a los lugares de su cuerpo donde se manifiestan los síntomas o la energía de la enfermedad. Pídanle al dolor o a la enfermedad que tomen la forma de un ser vivo imaginario, de modo que ustedes puedan hablarle. Pídanle que aparezca como un animal, un niño o un ser humano. O pídanle que se muestre como un guía, en cualquier forma. ¡Usen su imaginación! La imaginación es un instrumento extraordinariamente valioso para descubrir los más profundos movimientos de su alma.
Si ustedes hacen esto, en cuanto noten que su cuerpo les responde – con imágenes o con sentimientos – podrán sentir alegría. Podrá haber ahí felicidad por el contacto recuperado, la intimidad recobrada. En cuanto se den cuenta de que ustedes son los únicos capaces de hacer esto, de que no hay nada o nadie más excepto ustedes quienes podrán llevar a cabo esta tarea de conocer su cuerpo a fondo desde adentro, se sentirán confiados en ustedes mismos otra vez. Esta confianza en sí mismo hace que sea más fácil para ustedes sentir lo que la enfermedad trata de decirles. Les impide ignorar las respuestas que reciben desde su ser interior, debido a ideas mentales o a ideas ajenas. La intimidad con su cuerpo es algo sumamente bueno, en todas las circunstancias, pero particularmente cuando el cuerpo muestra enfermedades o síntomas.
El medio para permitir que su cuerpo hable es el amor. Ustedes no fomentan la comunicación con su cuerpo cuando tratan de eliminar la enfermedad repitiéndose a sí mismos ardientemente afirmaciones de sanación o visualizaciones. Ésta sigue siendo una forma de lucha o de resistencia. La clave es que ustedes lleguen a entender el significado de las partes enfermas de su cuerpo. Si ustedes comprenden esto, esto puede ser transformado y los bloqueos emocionales pueden ser removidos. Así es como funciona el proceso de sanación; no luchando con la enfermedad, de un modo u otro, sino aceptándola como a un amigo que quiere mostrarles la dirección correcta. Esto es difícil de entender, porque la enfermedad los atemoriza y los angustia. De cualquier manera, aceptar su enfermedad es el único modo, el único camino hacia la Luz. La enfermedad quiere llevarlos de vuelta a casa.
El propósito de la enfermedad es obtener una mejor y más profunda comprensión de ustedes mismos. El resultado puede ser la recuperación física. Pero esto no siempre funciona así. La enfermedad no siempre desaparece en cuanto descienden a la raíz del bloqueo emocional.
Llegado a este punto, quisiera decir unas pocas palabras acerca de las enfermedades crónicas e incurables (terminales).
En caso de enfermedad crónica hay problemas físicos persistentes que hacen recidivas. Los síntomas se repiten, especialmente durante los períodos vulnerables, en los cuales ustedes más o menos pierden contacto con su ser interior. Esto puede ser totalmente desmoralizante. Por lo tanto, yo les pido que consideren a la enfermedad desde una perspectiva más amplia. No traten de echar a la enfermedad continuamente. Traten de verla como a un huésped bienvenido.
Las personas con enfermedades crónicas emprenden una ardua tarea. Al nivel del alma, ellos han estado de acuerdo en confrontar los miedos que aparecen en el contexto de su enfermedad, y en enfrentar las imágenes idealizadas de cómo uno debería desempeñarse en la vida. Asumir este desafío demuestra un enorme coraje.
Con frecuencia sucede que un alma elige una enfermedad crónica para resolver un problema específico de un modo muy enfocado. La enfermedad cada vez les refleja a ustedes determinadas emociones. Hay un patrón emocional que acompaña a la enfermedad. Tratar con estas emociones una y otra vez es una tarea totalmente pesada, pero acarrea muchos frutos para el alma.
Muy frecuentemente estas vidas tienen una gran profundidad y una riqueza interior que no siempre es percibida por los demás. Por lo tanto, no es sustentador luchar constantemente o esperar un adelanto en las condiciones médicas. El hecho es que la enfermedad suele avanzar en un movimiento en espiral, haciendo movimientos circulares hacia arriba hacia un nivel más elevado, aunque aparentemente ustedes recaigan en los mismos síntomas cada vez. Así no es como trabaja el nivel espiritual. En este nivel ustedes no retroceden sino que incluso alcanzan una profundidad mayor en tratar con las emociones que posiblemente hayan sido pasadas por alto durante vidas anteriores.
Esto también se aplica a los defectos físicos congénitos o hereditarios. En cuanto a esto ustedes a veces hablan de karma, pero yo soy cuidadoso con este concepto, porque ustedes tienen una tendencia a asociar karma con delito y castigo. Así no es como trabaja esto. El alma tiene el sincero deseo de conocerse al máximo y ser libre. Este es su deseo más profundo. Partiendo de este ardiente deseo, ella a veces toma a su cargo dolencias, enfermedades y defectos físicos que les ayudan a alcanzar sus objetivos. Ciertamente no es una cuestión de pagar sus deudas. Es un profundo intento de liberarse, y a veces el mejor modo de obtenerlo es experimentando circunstancias (extremadamente) difíciles dentro de su propio cuerpo. Por esta intención nosotros solamente podemos tener el mayor respeto. Especialmente en su sociedad, en la cual se estiman las imágenes ideales inhumanas de cómo ser funcional, útil, bello y exitoso. Estos conceptos idealistas hacen que sea incluso más difícil vivir su vida con un impedimento y de todos modos experimentarla como significativa y alegre.
Son aquellos entre ustedes quienes tienen coraje los que asumen tales vidas enfermizas. Ellos también irradian una clase de claridad y dignidad a aquellos cuyas vidas pueden pasarse por alto fácilmente. Cuando ustedes son exitosos de acuerdo a los estándares prevalecientes de la sociedad, generalmente es más difícil dilatarse en quiénes son ustedes realmente y cuáles son sus motivos en la vida. Especialmente aquellos que están enfermos y débiles tienen una función de ‘indicador’ hacia estas personas. Ellos son una ‘guía’ hacia la verdad y la claridad. Porque la verdad no implica perfección, sino amor y aceptación por todo lo que hay.
Finalmente, quiero decir algo sobre las enfermedades terminales, incurables. A veces, va a ser evidente que alguno no va a sobrevivir más a la enfermedad. El cuerpo gradualmente sucumbe a la enfermedad. El ‘marco terrenal’ no persiste. A ese grado, ¿qué hace el alma que se halla dentro del cuerpo? Mientras se mantengan resistiéndose a la enfermedad, ustedes no podrán establecer contacto con su alma, con su conocimiento interior que les dice que es hora de decir adiós. A veces ustedes perciben de antemano que tienen que partir, pero la idea los afecta con tal horror y pena que continúan luchando. Ustedes están impacientes esperando aquella nueva medicina ha ser lanzada, o están esperando otro tratamiento en un futuro cercano que pueda ser efectivo.
Esto es totalmente entendible y yo ciertamente no quiero condenar esta actitud, pero ustedes se lastiman terriblemente de esta manera. Si ustedes sueltan y permiten que la muerte se acerque, notarán que la muerte no es un oponente, sino en cambio un amigo. La muerte los libera de la lucha.
Si ustedes acompañan a aquello que la muerte quiere decirles, ustedes pasarán por varias etapas antes de que esté teniendo lugar el verdadero proceso de morir. Estas etapas tienen que ver con una liberación gradual de todas las cosas terrenales: de sus seres queridos, de sus ambientes (terrestres), de sus sentimientos con todo aquello que ustedes observan a su alrededor. Este es un proceso hermoso, natural.
Sería una lástima ensombrecer este proceso con una actitud de lucha, en la cual ustedes tratan de agarrarse bien a la vida a cualquier costo. A menudo, el cuerpo ya se ha vuelto tan frágil para ese entonces que ya no vale la pena vivir. Déjenla ir. La muerte es un liberador, quien está ahí para servirles. La muerte no es su enemigo. La muerte les trae nueva vida.
Cuando ustedes estén con alguien que tiene una enfermedad incurable y ustedes sientan que él sabe que va a morir, traten de hablarle acerca de esto suavemente y cuidadosamente. Es un alivio para la persona que pasa por esto. La cosa más valiosa y más preciosa que ustedes pueden hacer por una persona agonizante es sentarse cerca de él y sostener su mano. No hay nada más que ustedes necesiten saber o ser capaces de al acompañar a una persona que está muriendo.
La atención a los enfermos terminales es muy importante en su sociedad. Algún día, todos ustedes se enfrentarán con esto dentro de su propia familia o dentro de su círculo de relaciones. Simplemente estén presentes con la persona que va a morir y sientan el viaje que está llegando. Sientan el momento extraordinario, poderoso en el cual el alma deja el cuerpo y regresa a los otros reinos, a su hogar.
No consideren a la enfermedad que conduce a la muerte como a un enemigo con quien ustedes van a perder al final. No es una batalla. Muy frecuentemente, la muerte viene a liberarlos de incluso más dolor y sufrimiento. Ustedes ciertamente no son un perdedor. Ustedes simplemente continuarán su camino de otra manera.
A veces, hay asuntos particulares que a ustedes les habría gustado vivir o haber superado durante esta vida, los cuales no pueden ser concluidos. Esto puede afligirlos, y no sólo a ustedes sino también a aquellos que están detrás. No obstante, yo les pido que dejen esto en paz, porque hay una sabiduría interior trabajando que los guía y que los reunirá a ustedes y a sus seres queridos en nuevas y mejores circunstancias. Algún día ustedes estarán juntos otra vez y celebrarán la vida.
© Pamela Kribbe 2006
Traducción: Sandra Gusella