Este tipo de comunicación es posible a través del desarrollo de la telepatía, denominada también “percepción y conocimiento a distancia”.
Etimológicamente telepatía significa “sufrimiento a distancia”; pero con el tiempo el concepto, idea y la aplicación de la misma se fue modificando y se le ha dado un sentido más amplio y verdadero: “percepción y conocimiento a distancia”; sensación de recibir un mensaje y percepción a distancia del pensamiento de otra persona, es decir, de mente a mente, independientemente de toda vía sensorial reconocida.
Si tomamos en cuenta que la telepatía tiene que ver con la transmisión de pensamientos a través de la mente -como la mente es tan poderosa- podemos afirmar que desarrollar poderes telepáticos es relativamente sencillo siempre y cuando nos ejercitemos constantemente. Desde luego, a algunas personas les resultará más sencillo, pues su mente se encuentra más abierta y más dispuesta a enviar señales; a su vez, si la persona con la cual intentamos entablar comunicación telepática está sensibilizada para estos ejercicios, será más rápida la comunicación mental.
Un ejemplo de excelentes telépatas son los practicantes de yoga, quienes creen que los pensamientos, aunque no se puedan ver, tienen volumen y peso, por lo que es posible transmitirlos. Para los practicantes de yoga es imprescindible aprender a concentrarse y aquietar la mente, además es importante entender que la mente y el cuerpo están estrechamente relacionados.
LOGRARLO A TRAVÉS DE LA PRÁCTICA
• El primer ejercicio es tal vez el más difícil y es relajarse. Hay que buscar un lugar cómodo y sereno; aquietar la mente, llevarla a un páramo de paz y tranquilidad. Hay que lograr llevar toda nuestra energía al plexo solar. Una vez dominada la relajación y pudiéndola adquirir en cualquier entorno y situación estaremos listos para la comunicación a distancia.
• El siguiente ejercicio es también individual y se puede realizar en cualquier momento. Cuando vayamos caminando por la calle, o en una fila o en cualquier otra situación que tengamos alguien delante de nosotros, nos concentraremos en esa persona y le transmitiremos el siguiente pensamiento: “Te estoy llamando, date vuelta”. Probablemente fallemos muchas veces al principio, pero con práctica y paciencia empezaremos a ver resultados pronto y cada vez más seguido.
• Este ejercicio requiere de otra persona que intente desarrollar (o ya tenga) sus capacidades telepáticas. Es necesario, al menos al principio, que sea siempre entre las mismas personas. Cada uno tendrá que estar en habitaciones separadas y sin hablarse, uno deberá dibujar algo en una hoja. Cuando termine se concentrará en ese dibujo y lo transmitirá mentalmente al otro participante, quien procederá a copiarlo. Es necesario empezar por figuras básicas: líneas, puntos, figuras geométricas y luego de algunos éxitos podrá elaborar dibujos más complicados.
• Este ejercicio también es de a dos o más personas. Una persona o emisor del grupo deberá poseer en su mano izquierda un juego de 5 tarjetas de colores (violeta, azul, rojo, verde y naranja). Asimismo en la otra mano sujetará otro de 5 tarjetas blancas enumeradas del 1 al 5. El grupo deberá ponerse de acuerdo en un horario para que el emisor comience el ejercicio. En ese momento el emisor tomara una tarjeta de color y una de número al azar y las anotará en una libreta (incluyendo fecha y hora, para luego poder comparar). Luego las transmitirá hacia nuestras mentes. El resto de los participantes intentaremos conectarnos telepáticamente y por una fracción de 5 minutos repetiremos mentalmente el color y el número percibidos. Luego también los anotaremos en nuestras libretas, para luego compararlas al finalizar la semana. Como siempre veremos mejores resultados cuanto más practiquemos y podremos complejizarlo también aumentando la cantidad de colores y números, realizando nuevas combinaciones. Es fundamental alternar el rol de emisor al finalizar la semana para que todos puedan vivenciar ambas experiencias.
• Este es el ejercicio más complejo en cuanto al nivel de información transferida. Se puede realizar con dos o más personas. El elegido como emisor deberá conducir a los demás por un viaje imaginario a un lugar que sea habitual para todos. Tendrá que anunciar su viaje en voz alta, pero omitiendo ciertos detalles sensoriales del mismo. Olores, sonidos, colores. Mientras viajan, deberán anotar en un papel esas sensaciones omitidas. Cuantas más coincidencias, mejor el resultado. Dejaremos “en blanco” más información a medida que vayamos consiguiendo más éxitos. Es posible cambiar receptores emisores en una misma sesión.