Cuando el razonamiento llega a un punto muerto, necesitamos que nos guíe la intuición. Pero no es fácil obtenerla a voluntad. Claves para entrenar una capacidad fundamental para la relación con los demás.
La intuición es la facultad de conocer sin un proceso de pensamiento deliberado. Es una capacidad irracional, puesto que se trata de un conocimiento inmediato, directo y autoevidente, que no requiere de ningún tipo de deducción. Es una función sutil que nos informa del ambiente que rodea a una experiencia o suceso.
Como no procede de un camino racional, los conocimientos intuitivos son difíciles de explicar.
- “¿Por qué decidí elegir esa puerta? No lo sé, fue por intuición”
- “La intuición me llevó a abandonar el coche justo un minuto antes de que explote”.
La intuición, en definitiva, está vinculada a las reacciones repentinas o a sensaciones más que a pensamientos elaborados y abstractos. Es un conocimiento con sentimiento: “Cuando el objeto de la intuición es otra persona, asociamos esta facultad con el corazón, como si este órgano nos informara sobre alguien”, dicen los psicoterapeutas Piero Ferruci y Vivien Reid.
La intuición es conocer con el corazón, por caminos diferentes a los empleados por nuestro cerebro lógico-matemático. La menta analítica fragmenta la información y llega a conclusiones paso a paso. La intuición es sintética, capta la totalidad y alcanza su objetivo de un salto.
¿Por qué desarrollar la intuición? “En nuestra vida cotidiana –dice Ferruci y Reid- cuando queremos evaluar una situación, queremos que nuestra intuición nos guíe, especialmente cuando nuestro razonamiento llega a un punto muerto. Pero no es fácil obtenerla a voluntad”.
Agradecemos la intuición cuando tenemos que decidir qué estudios seguir, qué empleo seleccionar, a cuál de los candidatos igualmente cualificados para un trabajo escoger, si decidirnos por una relación apasionada y romántica o por una serena y duradera. Es en la relación con los demás cuando la intuición puede ser más útil y fiable.
Nueve ejercicios
Personas de toda clase y con toda suerte de habilidades pueden ser intuitivas. En “Confiar en la intuición”, Piero Ferruci y Vivien Reid proponen 9 ejercicios para entrenar esta capacidad:
1. Apunta tus pensamientos: Anota todo aquello que parece llegar a tu mente sin más, por poco importante que parezca. Dedica especial atención a las emociones, expresiones artísticas, poéticas o filosóficas.
2. Aplica la intuición con los demás: Intenta adivinar cómo se sienten los demás observando sus expresiones y su lenguaje corporal. Si tienes confianza con ellos, pregúntales si has acertado.
3. Empápate de poesía: Elije un poema que te guste especialmente. Léelo varias veces. Empápate del estado de ánimo del poema, como si habitaras su espacio y su tiempo, y observa si te dice algo nuevo.
4. Presta atención al arte: Muchas obras de arte –musicales, plásticas, teatrales o cinematográficas- sólo pueden captarse a través de la intuición. Al observarlas, recuerda que la intuición tuvo que ver en su creación, e intentar comprenderlas a partir de la tuya.
5. Lee mitos y leyendas: Estas historias abundan en símbolos que conmueven a personas de todas las épocas, porque son universales. Fíjate en los sueños que tienes después de leer mitología. Puede que estos símbolos enriquezcan su interpretación.
6. Recuerda tus sueños: Intenta recordar tus sueños. La intención de recordarlos al irse a dormir, y apuntarlos al despertarse, entrena la memoria. Hazlo en forma despreocupada: no todos los sueños tienen que tener un significado. Trata de distinguir qué sueños merecen una reflexión.
7. Utiliza los símbolos: Los símbolos son el lenguaje del inconsciente y la intuición es la función que puede comprenderlos. Te conectan con regiones de tu ser a las que el pensamiento discursivo no tiene acceso. Haz que tu inconsciente se infunda de su poder de universalidad.
8. Visualiza cualidades: Tómate un tiempo para estar un rato en silencio y elige una imagen con la que trabajar. Puede ser una rosa, una cara, un lago en calma. Cierra los ojos, céntrate en tu respiración e introduce la imagen en tu mente. Imagínala con todo el valor simbólico que tu le aportas. Deja que sus cualidades penetren en ti, y siente su efecto antes de recuperar la conciencia completa.
9. Consulta el ´I Ching´: El libro adivinatorio de la tradición china puede ayudarte a comprender situaciones y tomar decisiones. Para encontrar sentido a sus palabras, deberás ejercitar la intuición. Aunque las respuestas que te dé no sean evidentes, entrarás en esas regiones de la mente donde mora la intuición.
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