Es tarde, lo sé. Estás cansado/a, también lo sé. Has trabajado mucho o quizás no tanto. Te has reído, enfadado, has caminado, comido bien o rápido y regular. Ha sido un día duro, ha sido un día fantástico o ha sido un día sin más.
Ahora, te propongo una cosa:
Siéntate, coge un papel, un bolígrafo y párate. Mira el folio en blanco y piensa.
¿Qué ha salido mal hoy? Por favor, no lo apuntes, sólo piénsalo, NO queremos dejar testimonio.
.
.
¿Lo tienes? Vale, es tarde y ahora te he hecho sentir mal. Perdóname -.-
Ahora sí, coge el bolígrafo piensa y anota. ¿Qué he hecho bien hoy? ¿Qué me ha salido bien?
¿No se te ocurre nada? Te voy a ayudar. Piensa en cualquier cosa que podrías no haber hecho, cualquier cosa, aunque te parezca rutinaria y que, en cambio, no sólo la has hecho, sino que la has hecho BIEN.
¿Te pongo un ejemplo?
“Ayer me acosté tarde porque me quedé trabajando y hoy, cuando ha sonado el despertador enseguida me he levantado, con ánimo, sin pereza alguna.”
¡Menuda cosa! ¡Eso no tiene mérito! Buuuuuuhhh!!!
¿Cómo que no? Podría no haberme levantado o haberme despertado gruñendo, o haberme lamentado, pobrecita de mi. Pero no, lo he hecho ¡bien por mi!
Venga, apunta los tuyos, TODAS las cosas que se te ocurran.
¿Más de las que pensabas verdad?
Cuando termines, reléelo y ¡FELICÍTATE!
[size=36]¡F E L I C I D A D E S![/size]
Enhorabuena, acabas de empezar tu diario de logros. Te invito a que lo hagas todos los días, porque todos los días tenemos algo por lo que felicitarnos.
Descansa, dulces sueños