David Robson
BBC Future
Como cualquier buena máquina, el cerebro necesita de un poco de cuidado y atención para que siga funcionando con el paso del tiempo.
Ojalá hubiese un manual de mantenimiento que nos enseñara a mantener ajustados sus circuitos.
Desafortunadamente, la información disponible es a menudo contradictoria y confusa. Pero, de entre la evidencia hasta ahora incontrovertible, estos pocos consejos pueden ayudarte a agudizar tu ingenio y mantener tu potencia mental.
NO: pierdas fe en tus habilidades
¿No te ha pasado que al entrar en una habitación se te olvida por qué estás allí? A medida que la gente envejece, se asume fácilmente que ese tipo de cosas pasan porque la memoria está desapareciendo.
Sin embargo, en realidad es tan probable que esto le pase a alguien joven como a una persona de mayor edad. Además, no deberíamos sacar las peores conclusiones apresuradamente, ya que a veces las dudas terminan convirtiéndose en profecías autocumplidas.
En los últimos diez años, Dayna Touron, especialista en psicología cognitiva de la Universidad de Carolina del Norte, descubrió que con el paso del tiempo tenemos la tendencia de perder la confianza en nuestras habilidades mentales, aunque muchas veces se encuentren funcionando sin problemas.
El resultado es que cada vez nos apoyamos más en "muletas" como el GPS del carro o la libreta de direcciones del teléfono.
Irónicamente, al no ponernos a prueba, podríamos estar acelerando nuestro declive.
Así que si te encuentras titubeando frente a la entrada de un edificio, sin saber qué haces realmente allí, tómalo simplemente como un recordatorio de que debes exigirle un poco más a tu memoria.
SÍ: protege tus oídos
La mente sufre cuando queda aislada de sus sentidos.
Hay una relación entre la pérdida del sentido del oído y el deterioro del cerebro.
Quizá por el esfuerzo extra de atención que requiere, la pérdida de la audición parece disparar la pérdida de materia gris del cerebro. Según un estudio, sobre un período de seis años, incrementa en un 24% el riesgo de deterioro cognitivo.
No importa la edad que tengas, vale la pena identificar las situaciones que pueden contribuir al desgaste de tu audición.
Escuchar 15 segundos al día rock a todo volumen es suficiente para ocasionarte daños auditivos.
Incluso el uso por 15 minutos diarios de un secador de pelo puede dañar las pequeñas células que recogen los sonidos.
Y si ya crees que te cuesta oír, es recomendable que busques asistencia médica. Atacar el problema en la raíz podría prevenir un daño mayor.
SÍ: aprende un idioma o a tocar un instrumento musical
Más que jugar con una aplicación de entrenamiento cerebral, o con un crucigrama, podrías considerar un ejercicio mental más ambicioso, como aprender a tocar piano o estudiar otro idioma.
Los músicos tiene un 60% menos probabilidades de desarrollar demencia.
Ambas cosas requieren del uso de una gran variedad de habilidades, de ejercitar la memoria, la atención, la percepción sensorial y el control motor, a medida que lidias con nuevas escalas o con los sonidos extraños de palabras nuevas.
La práctica te ayudará a adquirir una mayor agilidad mental con beneficios potenciales que durarán hasta una edad avanzada.
Un estudio descubrió que los músicos tienen un 60% menos de probabilidades de desarrollar demencia que las personas que no tocan ningún instrumento; asimismo otro estudio demostró que hablar un nuevo idioma puede retrasar cinco años el inicio del Alzheimer.
Por lo menos, exigirte a ti mismo de esa manera debería ayudarte a apreciar tus habilidades.
Si piensas que tu trabajo es simplemente demasiado exigente como para permitirte intentar desarrollar una nueva habilidad, considérate con suerte.
Y es que, al parecer, las ocupaciones más estimulantes sí parecen ayudar a preservar tus facultades mentales, aunque los beneficios podrían no durar hasta la edad de la jubilación.
NO: tengas un festín de comida chatarra
La obesidad puede perjudicar al cerebro de muchas maneras. La acumulación de colesterol en las arterias puede restringir el flujo de sangre al cerebro, privandolo del alimento y el oxígeno que necesita.
El cerebro responde, como el resto del cuerpo, a nuestra alimentación.
Además, las neuronas son altamente sensibles a la insulina. Una dieta regular alta en azúcar y calorías puede interrumpir las señales de esta hormona, disparando una reacción en cadena que lleva al desarrollo de placas mortíferas que se acumulan en el cerebro.
La buena noticia es que ciertos nutrientes -como los ácidos grasos del omega 3, y las vitaminas D y B12- parecen atenuar los daños cerebrales asociados a la edad.
Eso explica el hecho de que las personas que se alimentan con una típica dieta mediterránea muestran las mismas habilidades cognitivas que gente de 7,5 años menos.
SÍ: trabaja tu cuerpo
Con frecuencia marcamos una diferencia entre cerebro y fuerza muscular.
Pero de hecho ponerse en forma es una de las maneras más seguras de desarrollar tu mente.
La actividad física no solo establece un mejor flujo sanguíneo al cerebro, sino que también dispara un aumento de proteínas como la del "factor del crecimiento nervioso", que pueden ayudar a estimular el crecimiento y mantenimiento de las conexiones neurales del cerebro. Hay muchas actividades que pueden ayudar a mantener el cuerpo y la mente sanos.
Los beneficios parecen extenderse desde la cuna hasta la tumba: los niños que caminan a la escuela sacan mejores notas, mientras que un paseo a pie aumenta la capacidad de concentración y la memoria de los jubilados.
Además, una amplia variedad de ejercicios pueden ser de ayuda, desde suaves aeróbicos hasta levantamiento de pesas: solo escoge un régimen de entrenamiento que se adapte a tu estado físico actual.
SÍ: sal de fiesta como si tuvieras 21 años
Si todo lo anterior te suena como mucho trabajo, una de las mejores maneras de proteger el cerebro es socializar.
Puesto de manera simple, los humanos somos criaturas sociales, y nuestros amigos y familiares nos estimulan, nos retan a probar nuevas experiencias y nos alivian del estrés y la tristeza. Socializar es uno de los ingredientes de la receta de la felicidad.
Sorprendentemente, un estudio con personas de 70 años encontró que los individuos más activos socialmente tiene un 70% menos de probabilidades de sufrir deterioro cognitivo en un periodo de 12 años, comparados con aquellos que tenían una vida social menos activa.
Todo, desde la memoria y la atención, hasta la velocidad mental de procesar información se beneficia del contacto regular con otras personas.
En última instancia, los científicos sospechan que no hay una fórmula mágica para entrenar el cerebro.
Quienes envejecen mejor tienen estilos de vida que lo combinan todo: una dieta variada, actividades estimulantes y un círculo de amigos queridos. Y eso no es tanto una receta para un cerebro saludable, sino para tener una vida feliz.