La aceptación incondicional de los demás es la base para crear relaciones humanas sólidas y duraderas que nos ayudarán a disfrutar de una buena salud mental
Vivimos inmersos en una serie de falsas creencias que no hacen más que añadir tensión a nuestras relaciones con los demás llegando a la conclusión de que no funcionan, cuando posiblemente ya son perfectas tal y como están.
A continuación paso a describir las que considero son algunos de los errores en las relaciones:
1.- Exigir TODO a los demás, la perfección. A menudo en nuestras relaciones queremos que nos lo den todo, todo el tiempo, olvidando que cada persona da aquello que puede dar, exigirle más creará una tensión en la relación que acabará en desilusión segura.
La sensación de tener unas “relaciones de calidad” consiste normalmente en un collage de personas queridas que estarán allí cuando las necesitemos, pero no siempre será la misma. Habrá personas que se acuerden de nosotros cuando estamos enfermos pero que no tengan presente nuestro cumpleaños; otros sabrán darnos sabios y acertados consejos pero olvidarán preguntar por esa cita tan importante con el médico, algunos ni siquiera llamarán pero siempre están ahí cuando los necesitamos… exigir la perfección nos llevará a la frustración y la soledad ya que nadie es perfecto.
2.- Juzgar. Para llegar a la aceptación incondicional de los demás tendremos que mirar más allá de sus actos aprendiendo a valorar las partes “buenas” que sí nos agradan. Todos somos personas especiales más allá de lo que podamos hacer en un momento determinado. Puede ser que algunas personas tengan creencias equivocadas y sean precisamente estas las que les lleven a adoptar actitudes con las que otras personas puedan chocar (nos pasa a todos en determinados momentos). Puede ser incluso que estén en un momento emocional agresivo que les impide ver más allá de sus emociones. Apartarnos de su camino sin dejar que nos dañen es la actitud más inteligente, sin entran en conflictos que no llevarán a buen puerto. Dejar ir sin amarguras, en paz, siguiendo nuestro camino tal y como hemos decidido vivirlo.
Aprende a valorar de los demás lo bueno que tienen (que seguramente es mucho) y déjate de críticas, quejarse no sirve de nada y es una pérdida de tiempo.
3.- Querer cambiar a los demás. Una de las creencias equivocadas que con frecuencia llegan a la consulta de los psicólogos, es la responsabilidad que adquirimos con respecto a la felicidad de los demás. Nadie puede hacer feliz a nadie, es una decisión personal.
De hecho para ser feliz hace falta muy poco, la piedra angular de la felicidad es querer serlo
.La mejor forma de ayudar a los que queremos a ser felices es
Predicar con el ejemplo, es decir, ser felices nosotros mismos para que vean que sí que se puede ser feliz mostrándoles el camino con nuestras actitudes, con nuestra sonrisa, con nuestra amabilidad hacia todo y hacia todos.
4.- No aceptarnos a nosotros mismos. Para aceptar a los demás tendremos que aceptarnos a nosotros mismos, conociéndonos y queriéndonos como somos. Desde la tranquilidad de que nos gustamos a pesar de “esas cosas que nos gustaría cambiar”. Si estas en paz contigo mismo, encontrarás más fácil estar en paz con los demás