Un programa mental es un manojo de ideas y creencias, bajo el cual, dirigimos nuestra existencia. Los programas mentales manejan la toma de decisiones para actuar en las distintas áreas de nuestra vida.
La gran mayoría de estos programas son incorporados en la tierna infancia, cuando aun no tenemos un filtro para seleccionarlos. Algunos facilitan la vida y otros nos complican la existencia casi sin darnos cuenta.
Cuando somos adultos seguimos incorporando programas, pero tenemos mas posibilidades de filtrar aquellos que consideramos no adecuados o no favorables para nosotros. No obstante, el criterio para hacer esa selección está fuertemente influenciado por los programas previamente incorporados, los cuales no pudimos filtrar.
Un adulto toma decisiones y actúa pensando que lo está haciendo con el suficiente criterio y con la suficiente libertad, pero esto no siempre es así. Si este adulto no revisa los programas incorporados en la infancia, no podrá tener la certeza de que esté actuando con la suficiente madurez, libertad y sabiduría. Puede estar basado en creencias que contradicen la verdad.
Una persona iluminada, que ha alcanzado un alto nivel de conciencia, hace lo que hace en ausencia de programas mentales. Es consciente de cada pensamiento, de cada movimiento, de cada emoción, de cada cosa que sucede en su aquí y ahora. No existe en él eso que llamamos subconsciente. Todo su Ser es claro y despierto. Es capaz de tener conciencia de todo lo que hace, piensa y siente. No se deja manipular por creencias, puede observar y decidir de manera mas libe.
Mientras caminamos hacia la iluminación, casi todo lo que aprendemos en esta vida corresponde a un patrón mental. No es posible escapar de su influencia. Lo único que podemos hacer con ellos es detectarlos y tomar conciencia de su presencia para que dejen de ser programas y pasen a transformarse en valores personales elegidos libremente.
La vida quiere que seamos felices y todo aquello que se oponga a este logro, corresponde a un programa mental que contradice lo que realmente somos. Si fuéramos totalmente conscientes de nuestro Ser, solo podríamos sentirnos dichosos y extasiados con la existencia.
Para soltar aquellos programas que impiden ese estado de plenitud, es necesario darse cuenta de que creemos en ideas que no corresponden a la verdad.
Algunos ejemplos:
Muchas veces has dicho: “no soy capaz de hacer eso”, en vez de decir “estoy actuando así por un programa que me hace pensar que no soy capaz”.
Otras veces has dicho: “mi vida es un desastre” en vez de decir “esto lo creo por un programa que me hace creer que mi vida es un desastre”.
Algunas veces dices: “toda la gente es deshonesta” en vez de decir “un programa hace que conecte y experimente estas situaciones con las personas”.
Darse cuenta de los programas es la parte más difícil. ¿Cómo puedes reconocer un programa cuando estas mirando a atreves de él?
Es como si tu computadora se diera cuenta de los programas que tiene incorporados. Esto podría ser posible a través de otro programa especial, pero nosotros no necesitamos un programa para hacerlo. Todo lo contrario. Es necesario mirar sin programa, desde un punto de vista neutro y fuera de este juego. Y eso solo se consigue siendo los observadores, permitiendo que la consciencia se haga presente. La consciencia no es parte de un programa y por eso puede detectarlos.
Para que puedas ver los programas que dirigen tu vida, es necesario que te eleves y que te sitúes en un lugar distinto, por sobre esta realidad física. Se trata de entrar a otro plano, donde no existen programas, allí donde tampoco existen los juicios y las preferencias. Es un espacio para relajarse y dejarse llevar para hacer contacto con aquella inmensidad donde todo es energía.
En ese lugar no hay limitación alguna, tampoco existen las heridas de ningún tipo. Allí todo toma sentido y todo tiene una explicación lógica que se ajusta al bien mayor. Allí, no existen patrones y por eso la visión se hace tan clara. La luz de ese lugar hace posible ver los programas, revisarlos y tomar consciencia de ellos para tomar decisiones realmente libres.
Un programa te puede manejar solo cuando no te das cuenta de su existencia, una vez que lo detectas, pierde su poder sobre ti.
Por eso la meditación tiene tanta relevancia. Te hace descansar, te da claridad y te libera. Te permite dirigir tu vida de manera consciente en esta experiencia física. Es un espacio libre que te puedes regalar para observarte, sin juicio y sin etiquetas. Es la posibilidad única de SER, simplemente SER. Allí está la magia a la cual tienes acceso cada vez que lo necesites.
Patricia González