La diferenciación entre hombre y mujer es evidente siempre. No somos iguales. !Gracias a Dios!. Porque es en la diferencia donde se encuentra el complemento. Lo interesante consiste en conocer esas diferencias, comprenderlas, asumirlas y actuar en consecuencia. Entonces no convertiremos al otro en adversario necesitando pelear continuamente con él para demostrar quien tiene razón o quien ha de imponer la suya.
Si analizamos el comportamiento que ambos sexos tenemos ante la vida observamos inmediatamente que éste responde a patrones de conducta muy diversos y a esquemas mentales diferentes. La mujeres estamos empecinadas en retenerlo todo. Guardamos recuerdos de cualquier sitio, lugar o fecha. Encerramos en nuestro interior lo que no nos gusta del otro para soltárselo todo junto cuando estallamos de tanto reterner. Retenemos también biologicamente. Albergamos al bebé en nuestro seno, retenemos líquidos, grasa y hasta el óvulo que espera ser fecundado para conevrtir su liberación con algo semejante a la enfermedad, a "estar mala", a tener "esos días" que parecen tildarnos de débiles e insufribles. Retenemos la rabia, el enfado y los celos. Guardamos todo por si nos sirve en otra ocasión, sin darnos cuenta que llenamos el armario de lo que ya no vale, ocupando el espacio de lo que debería llegar. Los hombres, sin embargo, están acostumbrados a soltar. Desde su propia funcionalidad masculina en el ámbito sexual, hasta la agresividad con la que lanzan improperios en un enfado; quedándose así libres y limpios de lo que les llena, liberándose de lo que en nosotras, nos enferma.
Posiblemente, ambos debamos aprender del otro. Nosotras a soltar lo que no hace falta para poder acercarnos a ellos con una mente abierta, libre y vacía de estereotipos. Ellos deben aprender a retener sobre todo los afectos y la raigambre a lo propio. Ningún xxxxxx pedagógico puede ser más eficaz para la convivencia mutua y como no, para el equilibrio de la familia que hemos creado,que en el fondo es la base de la sociedad del mañana.
Excelente lectura, en este sentido, es el libro de Pilar Sordo "Viva la diferencia". Pueden entenderse desde él muchos de los comportamientos limitantes de ambos sexos.