Las personas emocionalmente débiles se perturban cuando reciben una crítica o cuando piensan que alguien les ha faltado al respeto, se dicen a sí mismas: “Todo el mundo debería tratarme con consideración todo el tiempo, de lo contrario sería terrible y no lo podría soportar”, “Los demás deben tratarme correctamente, si no son seres malvados que tendrían que ser castigados”, “Merezco que todos me traten con amabilidad porque yo les trato así a ellos”…
Para hacernos fuertes y conseguir que esos hechos no nos amarguen la existencia, es preciso transformar esas creencias irracionales en racionales: “Desearía que todo el mundo me tratara siempre con respeto, pero si alguna vez no es así, no pasa nada, tampoco sería el fin del mundo”, “Si alguien me trata irrespetuosamente, no quiere decir que sea mala persona, simplemente es alguien que comete errores como todo el mundo”, “Preferiría que los demás me trataran bien pero si no lo hacen podré soportarlo y seguir siendo feliz”…
Propongo a continuación algunos argumentos racionales para transformar ese diálogo interno irracional en uno más racional y sano que nos permita mejorar nuestras relaciones con los demás:
-Ante un insulto veo que otras personas reaccionan de forma tranquila y serena, por lo tanto, yo también puedo hacerlo.
-Si todo el mundo me tratara bien en todas las ocasiones, simplemente sería agradable pero eso no me haría ser feliz.
-No está escrito en ningún libro de antropología, de biología o de medicina que el ser humano necesite ser tratado con consideración para vivir, solo necesita comer, beber, dormir y oxígeno.
-Tampoco existe ninguna ley de universo que diga que el respeto sea una necesitad para las personas, eso solo existe en la cabeza de algunas personas.
-No hay relación lógica entre que yo desee que me traten atentamente y el comportamiento de los demás hacia mí, es decir, que su forma de tratarme no es la consecuencia de lo que yo quiero. Si no como me muero, la consecuencia de dejar de comer es que moriría, ahí sí existe relación lógica.
-Si continúo siendo tan susceptible acabaré aislándome de los demás, ya que apartaré a todo el mundo de mi lado por no tratarme como creo que merezco y los demás tampoco querrán permanecer cerca de alguien que siempre está “de morros”.
-Es una pérdida de tiempo y de energía estar exigiendo siempre a los demás que me traten con consideración.
-¿Es realmente tan horrible que los demás me descalifiquen? ¿Eso puede impedir que pueda hacer cosas interesantes y positivas por mí y por los demás? ¡En absoluto! No es terrible ni que otros pretendan ofenderme ni tampoco tener ese defecto del que se me acusa. Me dará igual que alguien me diga que soy tonta porque siendo tonta puedo ser muy feliz, para mí no es una afrenta.
-¿Podría soportar que alguien me hablara con desprecio? ¡Por supuesto que sí! A lo largo de mi vida he soportado cosas mucho peores. Solo sería insoportable que no tuviera comida o bebida, que me faltara el oxígeno o que me estuvieran torturando y me encontrara a punto de morir.
-No está bien el hecho de que los demás nos agravien, pero no significa que sean personas detestables, solo quiere decir que a veces se equivocan en su forma de relacionarse con los demás.
-¿Merece la pena desperdiciar la vida tan corta que tenemos enfurruñados con el mundo porque no nos tratan como “deberían”?
Se trata, en definitiva, de hacernos fuertes trabajando la aceptación incondicional de los demás y de nosotros mismos, asumiendo que nadie es perfecto y que al igual quelos demás a veces cometen el error de faltarnos al respetocon algún comentario o insulto, nosotros también tenemos multitud de defectos y tal vez eso de lo que nos acusan sea uno de ellos.
Aceptarnos con nuestros defectos significa darnos cuenta de que incluso con ellos podemos disfrutar de la vida, solo entonces dejaremos de sentirnos heridos cuando alguien los utilice para ofendernos, porque para nosotros ya no supondrán un insulto y, por tanto, ya no sentiremos la necesidad de defendernos.