por Merlina Meiler
Que la última palabra la tenga tu corazón.
Es que en caso de dudas, él sabe lo que realmente deseas.
Es que alberga tus sentimientos desde siempre.
Ya ha pasado por distintas experiencias.
Ha aprendido unas cuantas lecciones, varias de ellas dolorosas.
Es posible que encontrarse ante nuevos retos y nuevas aventuras lo hagan titubear.
Y que lo asuste lo desconocido.
Pero apostar al amor cuando el corazón vuelve a encenderse al conocer a una persona es la llama que lo mantiene vivo.
Es también la prueba de que ha sanado -después de haber sido roto en alguna ocasión anterior- y que ya está listo para avanzar en dirección al amor.
Es lógico que sea un tanto desconfiado en los albores de la relación.
Y que lo hagan vacilar ciertas voces dentro de ti le sugieren que es mejor quedarse con la soledad y la tristeza conocidas, antes que intentarlo nuevamente.
Tal vez descrea de lo que ha aparecido en tu vida y considere que ya ha agotado todas las ocasiones de enamorarse que le correspondían o que se trata de algo demasiado bueno para ser real.
O se escuda en que ya no tiene fuerzas o edad para latir vigorosamente y para desparramar mariposas en la panza ante el mero pensamiento de una persona.
Pero si esta nueva posibilidad se le presenta, es por un motivo claro y específico: para que la aproveche.
¿Qué puede suceder?
Que esta vez, todo salga bien.
Que haya llegado el momento de ser plenamente dichoso en compañía de un ser que también te ame.
Que las experiencias anteriores funcionen como la luz de un faro y le indiquen qué hacer, qué aceptar, en qué situación callar, cuándo poner un límite y cómo disfrutar.
Por eso, ¡escucha a tu corazón! Se merece esta oportunidad para alcanzar la felicidad.